El expresidente madrileño Ángel Garrido será el consejero de Transportes en el Ejecutivo que Isabel Díaz Ayuso anunciará el lunes tras su toma de posesión. Garrido accede al nuevo gobierno madrileño a través de reparto de carteras entre PP y Ciudadanos.

Su vuelta al poder ejecutivo regional cierra una trayectoria fulgurante y tormentosa. La renuncia de Cristina Cifuentes, tras destaparse su falso máster, lo sacó del segundo plano que ocupaba en el partido regional para ponerlo al frente del Ejecutivo. Fue sólo un interino y al asumir Pablo Casado el liderazgo designó a Díaz Ayuso como aspirante a presidir la Comunidad. A cambio, a Garrido se le garantizó una plaza de eurodiputado con una buena posición en las listas en las elecciones europeas de mayo pasado. El expresidente aceptó en un principio, pero dio la gran sorpresa en la recta final de la campaña, cuando el PP se encontraba en momento muy bajos por su descalabro en los comicios generales de abril y Ciudadanos apostaba por apuntillar a los populares en la nueva convocatoria. En ese contexto, Garrido anunció que se iba al partido de Rivera y quedó integrado en la candidatura madrileña, lo que valió gruesos reproches del PP, con reiteradas acusaciones de traidor.

Ahora, el acuerdo entre ambas formaciones para un Ejecutivo de coalición devuelve al expresidente a la primera línea política y obliga a los populares a aceptar, pese a todo lo dicho, su designación como consejero de Transporte por parte de Ciudadanos. "El momento de los políticos y las caras ya pasa y ahora lo que toca es pensar qué es lo mejor para los madrileños", dribló ayer la presidenta electa como respuesta a quienes le pedía que valorara al futuro consejero.

La Consejería cambiará de nombre, al pasar de ser Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras a Consejería de Transportes, Movilidad e Infraestructuras.

Garrido entró en el puesto trece en las listas de Ciudadanos encabezadas por Ignacio Aguado en las elecciones autonómicas del pasado 26 de mayo.