Tras una prolongada espera de cerca de dos meses por la resistencia de Vox a darle su apoyo sin garantías, la popular Isabel Díaz Ayuso quedó a ayer a las puertas de convertirse hoy en la nueva presidenta de Madrid. Su discurso de investidura, de acentuado tono liberal, condensa la sustancia programática del nuevo PP de Pablo Casado, quien con la llegada de Díaz Ayuso, una decisión personal, al Ejecutivo madrileño ve garantizada la continuidad del partido al frente de su bastión autonómico. La futura presidenta contribuye así a consolidar el liderazgo de Casado, apenas un año después de su elección en una abierta confrontación interna y tras la precaria situación en que quedó a consecuencia de la severa caída de los populares en las elecciones generales de abril.

En su discurso en la primera jornada de la sesión de investidura, la aspirante Díaz Ayuso puso especial énfasis en la bajada de impuestos y anunció "la mayor rebaja fiscal de la historia" de la región con una reducción de todos los tramos del IRPF que, sostuvo, hará que se llegue a pagar hasta un 5,5 por ciento menos por este impuesto. La fiscalidad es el principal nexo con Cs, su socio de Gobierno, en el que, al igual que ocurre en las coaliciones andaluza y castellanoleonesa, ejercerá como vicepresidente Ignacio Aguado, el líder madrileño del partido de Albert Rivera.

A falta de un documento que establezca los compromisos con quienes le darán su respaldo para que acceda a la presidencia, el principal obstáculo para conseguir los votos imprescindibles de la formación de Abascal, Díaz Ayuso dejó constancia de que asume algunas de la exigencias de la ultraderecha al anunciar una consejería de Justicia, Interior y Víctimas del Terrorismo para "plantar cara a quienes pretenden tergiversar la historia y manchar su recuerdo". Su intervención sirvió para dejar constancia de que también cumplirá con otras condiciones de Vox, como instar a los centros educativos a anunciar su programación anual, incluidas las materias extracurriculares, con anterioridad al plazo de matrícula. Esta medida guarda relación con la petición de información de Vox en la Asamblea sobre los centros públicos y concertados que imparten charlas LGTBI, retirada para "reformularla" después de que Unidas Podemos presentara denuncia ante la Fiscalía .

En una comunidad en la que afloraron algunas de las principales tramas corruptas del PP, Díaz Ayuso se comprometió a tener "tolerancia cero" con la corrupción, lo que fue acogido con ironía por los bancos de la que desde hoy será su oposición. La futura presidenta está sometida desde hace días a una crítica continua desde la izquierda por distintos asuntos oscuros, como un crédito oficial concedido a su padre y nunca devuelto o sus posibles vínculos con la trama Púnica. Díaz Ayuso tuvo un recuerdo para Esperanza Aguirre, para quien trabajó y a quien la Fiscalía Anticorrupción pide imputar por su relación con esa red corrupta. También recordó a Cristina Cifuentes, quien se encuentra en la misma situación que Aguirre y que hubo de abandonar la presidencia de la Comunidad por su falso máster. La candidata mencionó a ambas en una relación de sus predecesores de la que excluyó a los populares Ángel Garrido, que abandonó el PP de forma inesperada para integrarse en Ciudadanos, y a Ignacio González, procesado por el caso Lezo.

Díaz Ayuso saldrá hoy investida previsiblemente por el escaso margen de cuatro votos y después de que el socialista Ángel Gabilondo ganara las elecciones. El PSOE criticó el "nulo entusiasmo" de la candidata y su "inocencia histórica" al presentar al PP como si no "arrastrase" casos de corrupción. En estas condiciones, el portavoz de Más Madrid, Íñigo Errejón, anticipa que el resultado de la investidura será "un disparate" que solo "augura un gobierno corto, débil y marcado por la inestabilidad".