El nuevo presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, aprovechó ayer su toma de posesión para hacer una encendida defensa de los pactos transversales, en línea con la táctica del presidente en funciones, Pedro Sánchez, de pedir el concurso de Podemos y la abstención de PP y Cs para desbloquear la situación política. Lambán, que ayer inició su segundo mandato al frente de Aragón, gobernará con el apoyo de tres fuerzas de izquierda -PSOE, Podemos y Chunta- y de una de centroderecha, el Partido Aragonés.

La amplia red de apoyo que ha tejido reflejan, según Lambán, su huida de "cualquier tentación frentista" y su defensa de "gobernanzas transversales, moderadas y plenamente instaladas en la centralidad".

Mientras, la investidura en Navarra, el viernes, de la socialista María Chivite gracias a la abstención de EH Bildu siguió siendo usada ayer como munición por PP y Cs, cuya portavoz, Lorena Roldán, habló de "pacto de la infamia" y acusó a Sánchez de traspasar "una línea roja muy grave, inaceptable para los demócratas". El PP navarro emplazó al líder socialista a explicar en el Congreso su "traición" a Navarra y España.