La petición de la Fiscalía para que las expresidentas de Madrid Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes sean investigadas por financiación ilegal del PP sigue planeando sobre el pacto entre populares, Cs y Vox para la investidura de la popular Isabel Díaz Ayuso. El Ejecutivo socialista cargó ayer contra Cs, partido al que acusó de respaldar la corrupción, mientras que los naranjas se defendieron asegurando que ni Aguirre ni Cifuentes se presentaron a las últimas elecciones y prometiendo mano dura contra cualquier corruptela.

La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, calificó de "inentendible" la posición de Cs y consideró que la formación de Albert Rivera queda "desnuda frente a la opinión pública" al "sostener la corrupción" del PP, además de apoyarse "sobre la ultraderecha" de Vox en muchos lugares. Calvo hizo estas declaraciones en Zaragoza, donde asistió, junto al ministro de Fomento, José Luis Ábalos, a la toma de posesión del socialista Javier Lambán como presidente de Aragón.

Desde Cs, su portavoz adjunto en el Congreso, Edmundo Bal, replicó que ni Aguirre ni Cifuentes fueron candidatas el pasado 26M y que quienes dirigen ahora el PP son "personas completamente distintas". Además, sostuvo que Cs quiere entrar en el Gobierno de Madrid "sin ningún tipo de complejo, ni de mochilas y con la intención de que todo sea transparente" y de "no tolerar de ninguna manera ningún episodio de corrupción".

Bal anunció que no les "temblará la mano" si descubren "debajo de las alfombras" "cualquier tipo de corruptela" en el Gobierno de la región. Si el PP no se regenera, añadió, "habrá un problema" porque la anticorrupción "siempre ha sido" un eje fundamental de la política de su partido.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, intervino en el debate para precisar que algunos dirigentes de su partido investigados en el pasado acabaron exonerados de toda responsabilidad y pidió esperar a que "la justicia hable definitivamente".