El ministerio de Trabajo, clave en la ruptura de las negociaciones entre el PSOE y Unidas Podemos por la investidura, era para la política ferrolana de Esquerda Unida Yolanda Díaz. La apuesta de Pablo Iglesias era clara. El líder de la formación morada convirtió este extremo en una "línea roja" al considerar que su retirada en el reparto del posible gobierno valía al menos eso, el ministerio cuyo sillón ocuparía la gallega.

Así lo revelaba ayer "El País" en un reportaje sobre la reconstrucción de las conversaciones entre el partido socialista y Podemos, que confirma, además, la información que FARO DE VIGO publicaba ya el pasado 1 de mayo en la que se apuntaba a Díaz como posible ministra en un gobierno de coalación con el PSOE.

El silló que ocuparía la líder de EU en Galicia, descendiente de históricos sindicalistas de la comarca ferrolana, se había convertido a lo largo de esta negociación entre la formación morada y los socialistas en el verdadero caballo de batalla. De hecho, el objetivo prioritario de Unidas Podemos no era otro -según se desvela en la reconstrucción realizada por el periódico madrileño- que hacerse con el ministerio de Trabajo, cartera de la que ya hablaron el pasado 7 de mayo Pablo Iglesias y Pedro Sánchez tras las elecciones generales del 28 de abril. En aquel momento, según apuntan estas averiguaciones, desde el PSOE se mostraban en disposición de ceder algún ministerio a la formación morada, si bien avisaban de que nunca dejaría ni los de Estado ni Hacienda ni Trabajo. Pero quedaba por delante otra cita electoral: las municipales del 26 de mayo. Y eso mantuvo abierta la puerta del envite de Unidas Podemos por esa opción ministerial para el que Pablo Iglesias pensaba en la política ferrolana.

El batacazo de los morados en aquellos comicios locales dio paso a dos estrategias cada vez más enfrentadas. Mientras el PSOE se cierra a ceder en carteras claves, Podemos opta por aferrarse a una posición de exigencia máxima como estrategia negociadora en la que el objetivo era el Ministerio reservado para Díaz. Es el momento en que la vicepresidenta Carmen Calvo suelta aquello de: "¡Es que queréis todo el Gobierno!". La negociación se tensa cada vez más y toma un rumbo hacia la ruptura total, aunque incluso en los últimos y decisivos intercambios de ofrecimientos y negaciones Trabajo aparece como el objetivo prioritario de Iglesias. Cuando la formación morada lo hubo descartado, el acuerdo, en los estertores de la negociación, se antojaba ya imposible.