El excomisario José Villarejo se ha acogido este miércoles por primera vez al secreto profesional entre letrados -él está colegiado como abogado- para evitar responder a las preguntas sobre su relación con el exjuez Baltasar Garzón, así como sobre sus vínculos con otros magistrados y fiscales de la Audiencia Nacional, han informado fuentes jurídicas.

El juez y los fiscales del caso, que se han desplazado a la prisión de Estremera (Madrid) para interrogarle en el marco de la pieza Pit -el encargo que le hizo en 2016 Ángel Pérez Maura para evitar su extradición a Guatemala-, le han preguntado por sus anotaciones con la identificación D2, que los investigadores creen que se refiere a la ministra en funciones Dolores Delgado, y también ha rechazado responder con el mismo argumento.

Ha explicado que sus vínculos con la Audiencia Nacional forman parte de su secreto profesional, por lo que tampoco ha desvelado si se reunió por este asunto con el fiscal jefe de este tribunal o con otro miembro de la Fiscalía que en aquellas fechas integraba Delgado, si bien ha dicho que tampoco lo recordaba.

No obstante ha matizado que, como cualquier abogado con pasado, como muchos otros, si tiene oportunidad de hablar con jueces y fiscales conocidos en beneficio de su cliente pues lo hace.

Sobre quién era el "mago", apelativo con el que se conoce a Garzón, Villarejo ha señalado que tiene "muchos magos en su vida" como un miembro del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y otro de los servicios secretos estadounidense.

Niega contactos con Francisco González

Villarejo ha negado haber mantenido reuniones o conversaciones telefónicas con el expresidente del BBVA Francisco González, pero sí ha admitido contactos con el exjefe de seguridad de la entidad Julio Corrochano, pendiente de abonar una fianza de 15.000 euros para evitar la prisión.

Según ha señalado su abogado, Antonio José García Cabrera, en declaraciones a su salida de prisión recogidas por La Sexta, el excomisario ha rechazado que el contrato del BBVA por Cenyt fuera para realizar "ningún tipo de espionaje", y ha asegurado que se trató de un acto defensivo ante una OPA hostil de Sacyr en 2004.

Aprovechando ese encargo del banco, ha proseguido el abogado, dirigentes de los servicios de inteligencia le pidieron a Villarejo actuar como agente encubierto "en defensa de la soberanía económica y política de España" ante esa OPA que según el letrado afectaba a los intereses generales de la nación.

La última vez que compareció Villarejo ante el juez fue para ofrecer su versión sobre la autoría del 11-M tras haber declarado en enero que la investigación de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid se cerró en falso y lo vinculó con el espionaje del BBVA, dentro de una "operación de Estado" de mayor envergadura que le fue encargada con el cambio de gobierno tras la masacre.

Según la versión que ha ofrecido, se reunió en varias ocasiones Corrochano, que había sido jefe superior de la Policía de Madrid antes de llegar al BBVA, "en el marco de una actuación legitima del banco ante una OPA que parecía injustificada" y en la que se defendían "intereses generales de España", ha relatado su abogado.

También ha sido preguntado por la llamada Operación Cataluña y ha reconocido su participación en la misma como agente encubierto en defensa de la seguridad nacional, si bien, según su abogado, ni el juez ni los fiscales le han preguntado quién se la encargó.