España camina de nuevo hacia la repetición de las generales -serían el 10-N-, que harían las cuartas en menos de cuatro años. El fracaso de la reunión de ayer entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lo dice bien a las claras. Y más aún el cruce de acusaciones y desmentidos que siguió a la entrevista, de casi dos horas, que reveló un alto grado de desencuentro y una profunda desconfianza. El PSOE se permitió incluso negar la mayor -la repetición de los comicios- para, implícitamente, afirmarla después.

Así, Lastra negó que Sánchez transmitiera a Iglesias el aviso de que habrá nuevas elecciones si en julio no sale investido, como fuentes de Podemos afirmaron. De su lado, fuentes socialistas dijeron que en la reunión -la quinta entre Sánchez e Iglesias desde el 28A- el líder morado reclamó la Vicepresidencia. Fuentes de Podemos lo negaron: "No se habló de eso".

Y si bien la número dos socialista desmintió que Sánchez amenazara a Iglesias con otras elecciones, no se privó de advertir que la investidura es el 23 de julio y "esa es la oportunidad". Y fue más allá: "No hay segundas oportunidades".

Después cargó contra Iglesias por estar más interesado en "los nombres del Consejo de Ministros que en las políticas a desarrollar".

Ningún portavoz de Podemos compareció ante los medios para ofrecer su versión del encuentro, más allá de que el propio Iglesias soltara de pasada: "Más tarde o más temprano rectificará", aludiendo a su empeño de que Sánchez acceda al Gobierno de coalición. Pero después fuentes del partido se explayaron: "Constatamos que Sánchez no quiere negociar, sino que intenta imponer unilateralmente un gobierno de partido único. No es sensato que el PSOE actúe como si tuviera mayoría absoluta cuando no la tiene".

Podemos ve incoherente la postura del PSOE: buscar un acuerdo con Podemos y, a la vez, pedir la abstención a PP y Cs. "La gente merece certezas y garantías", señalan. Y aún más incoherente ven presentarse a una investidura sin tener garantizados los apoyos y amenazando con repetir comicios.