Pablo Iglesias está convencido de que su exigencia de un Gobierno de coalición con el PSOE "está mucho más cerca" de cumplirse "de lo que podría parecer". Pero también lo está de que, para que fragüe, "habrá que esperar dos meses y medio". Estas frases del líder de Podemos, dichas tras el fuerte desencuentro con Pedro Sánchez de la víspera en la Moncloa, consolidó la idea, ya trasladada al candidato en esa reunión, de que los 42 diputados de Unidas Podemos votarán en contra.

Presión por presión, Sánchez confirmó a Iglesias que irá al Congreso con intención de ser investido, disponga o no de sus apoyos. El líder del PSOE y la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, fijarán la fecha de ese debate de investidura en una reunión el próximo martes.

Si esa investidura resultara fallida -y la amenaza de Iglesias de votar en contra se basta para hacerla fracasar-, empezará a correr el plazo de dos meses al término de los cuales, si ningún candidato obtiene la confianza del Congreso, el Rey disolverá las Cortes y convocará nuevas elecciones. Para evitarlas, Sánchez debe someterse a un segundo debate. Y como las fechas que se barajan para el de julio son los días 10, 17 o 24, se cumpliría el plazo de "dos meses y medio" que ayer mencionó Iglesias.

El líder de Podemos hizo su vaticinio en una jornada organizada por su grupo parlamentario sobre servicios públicos. En la agenda del secretario general morado no figuraba, pero con unas negociaciones que más que bloqueadas parecen rotas, vio el terreno libre para hacer una alegoría de su situación.

A los asistentes a las jornadas les dio un consejo, el mismo que él y los suyos se aplican en sus tratos con los socialistas: "Fiarse es lo más imprudente" que se puede hacer en la vida: "No se fíen de ninguno, de nosotros tampoco". Dicho lo cual, vendió las bondades de un Gobierno de coalición. "Tenemos muy claro para lo que estamos aquí y solo vamos a creer en las garantías", dijo tras recalcar que la "única garantía" de mejorar los servicios públicos es un acuerdo integral de gobierno, con un programa progresista. "Los papeles aguantan frases y promesas preciosas que luego no se cumplen".

Después, volvió a recordarle a Sánchez que tiene dos opciones: "el plan A", que es un acuerdo con la derecha y "doblar el brazo a Albert Rivera". O el B, que es un gobierno de coalición con Unidas Podemos. Y se dijo convencido de que el acuerdo con la derecha "no lo va a conseguir".

La búsqueda de ese supuesto "acuerdo con la derecha" desencadenó una refriega entre Irene Montero y Adriana Lastra. La portavoz de Unidas Podemos en el Congreso aseguró que Sánchez le había dicho el martes a Iglesias en la Moncloa que prefiere "el apoyo de la derecha" e "ir posiblemente a una investidura fallida sin negociar nada".

La número tres del PSOE se quedo estupefacta: "No entiendo las declaraciones de Irene Montero, porque no es así, no es esa la realidad". Y le pidió que "aclare si lo que está diciendo es si va a volver a votar en contra de la investidura de un presidente de izquierdas de la mano del PP, Cs y Vox".