El bloqueo de las negociaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no solo persiste. Se petrifica. Y ayer, durante un encuentro en la Moncloa, el cuarto entre ambos desde las elecciones, el líder de Podemos subió la apuesta: según fuentes socialistas, no descarta votar en contra de la investidura del candidato. El motivo sigue siendo el mismo: la negativa del jefe del Ejecutivo en funciones a que Iglesias u otros representantes de Podemos se sienten en el Consejo de Ministros.

El enrocamiento de las posiciones, con Iglesias empecinado en el Gobierno de coalición y Sánchez limitándose a ofrecer uno "de cooperación" (sin definir si los puestos para Podemos serían de secretario de Estado o inferiores), aboca a una investidura con todos los visos de resultar fallida, pues el candidato confirmó a su interlocutor que se someterá al escrutinio del Congreso en julio, con o sin su apoyo. De esa manera, presionó a su vez.

Las consecuencias del fuerte desencuentro de ayer, sin atisbo de entendimiento ni de cesión por ninguna de las dos partes, fue resumido por fuentes socialistas en términos muy duros: si Iglesias se obstina en sentarse en el Consejo de Ministros, "habrá elecciones y él lo tendrá que explicar".

La formación morada asume que unas nuevas elecciones tendrían un enorme coste para ellos, pero alega que es Sánchez quien debe ganarse los apoyos necesarios para acudir con garantías a la investidura, y reconoce que la oferta de ocupar cargos intermedios, que estarían sujetos a las dictados de ministros socialistas, no les permitiría rentabilizar su paso por la acción ejecutiva.

Así las cosas, Sánchez e Iglesias se limitaron ayer a recordarse mutuamente cuáles son sus posiciones. Las de Podemos, poner en marcha una "negociación seria". Eso, si al final el PSOE se decide a buscar "un programa social que ponga en el centro los derechos sociales y medioambientales", acompañado de "un gobierno de coalición estable".

La formación morada recela de los últimos movimientos del candidato, que el lunes se reunió con el líder del PP, Pablo Casado, para pedirle la abstención, y había citado al de Cs, Albert Rivera, con la misma intención.

Sánchez reiteró a Iglesias su ofrecimiento de un "Gobierno de cooperación" en los tres ámbitos de colaboración de los que los socialistas esta semana el partido ya había hablado: programática, parlamentaria e institucional. Y añadió una novedad, la creación de una "comisión de seguimiento del posible acuerdo de gobernabilidad", caso de alcanzarlo.

Casado exigió a Sánchez que se busque los apoyos para salir investido. Después, le ofreció "dar estabilidad a la legislatura" mediante pactos de Estado.