Felipe VI cumple este miércoles cinco años de reinado. Este lustro ha estado marcado por los intentos del monarca de alejarse de la sombra de su padre, algo que ya anunció en su discurso de proclamación al augurar "una monarquía renovada para un tiempo nuevo".

Porque la llegada de Felipe VI al trono trajo consigo una serie de cambios que comenzaron con una mayor transparencia de la Casa Real. Y es que con Iñaki Urdangarin implicado de lleno en el Caso Nóos, la corrupción había salpicado de lleno a la monarquía española a través de la Infanta Cristina.

De hecho, uno de los cambios monárquicos por los que el Rey será recordado es por haber dado un golpe de autoridad a su hermana en 2015. Fue entonces cuando Felipe VI sorprendió a todos al revocar a la Infanta Cristina el título de duquesa de Palma de Mallorca.

En ese momento en el que se investigaba a Urdangarin y a su hermana, Felipe también decidió limitar la 'Familia Real' únicamente a los Reyes, a sus hijas y a los padres del Rey. De esta manera sus hermanas y los demás familiares pasarían a ser reconocidos como 'Familia del Rey' y dejarían de desarrollar actividades de naturaleza institucional. Además de dejar de recibir retribución del presupuesto de la Casa Real.

Una mayor transparencia

Los cambios en la transparencia de la Casa Real comenzaron cuando a finales de 2014 Felipe VI publicó las cuentas y los sueldos de los miembros de la monarquía. A través de la página web de la institución se puede conocer las retribuciones de los Reyes y los Reyes eméritos, los contratos, convenios suscritos y la ejecución de los presupuestos.

Además, Felipe VI introdujo un régimen que prohíbe a los miembros de la Familia Real aceptar regalos que puedan "comprometer la dignidad" de sus funciones institucionales ni "favores o servicios en condiciones ventajosas".

Otra de las primeras medidas que adoptó Felipe VI es la creación de un Código de Conducta por el cual los trabajadores y altos cargos de la Casa Real deben abstenerse de invertir en negocios que supongan un conflicto de intereses con sus obligaciones y deben comprometerse a actuar con honradez.

Cambios en el protocolo

Los cambios prácticos en el protocolo y la conducta también se han dejado notar en este lustro. A diferencia de hace unos años, la entrada del Rey en los actos institucionales ya no se anuncia con toda la pompa.

Salvo contadas excepciones, los Reyes ya no se sientan en los actos en un escenario frente a los invitados, sino que lo hacen en primera fila junto a los asistentes. Además, aunque no hay nada escrito, el talante más cercano de don Felipe y doña Letizia está haciendo desaparecer las reverencias que los invitados tradicionalmente hacían al saludar a los monarcas.

Los símbolos más tradicionales se dejan de lado

Como si de una declaración de intenciones se tratase, la coronación de Felipe VI comenzó sin una misa. El monarca estrenó su reinado sin crucifijos ni oficios religiosos, a diferencia de su padre en 1975.

Ese alejamiento de la religión también se ha podido ver en los acatamientos de la Constitución. Ahora los ministros y altos cargos pueden jurar sin la presencia del crucifijo y la Bliblia.

Otro cambio del reinado de Felipe VI dentro de los símbolos españoles más tradicionales es que la Reina Letizia no usa la tradicional mantilla en los actos militares que preside, tal y como lo hacía la Reina Sofía.

La bandera también ha sufrido algunos cambios. Felipe VI suprimió la ceremonia de izado y arriado de la enseña nacional que ondea en las afueras de la Zarzuela. En su lugar, una bandera española ondea de forma permanente en un lugar destacado en los jardines del palacio.

Una monarquía más abierta

Con el nuevo reinado los colectivos gais entraron por primera vez en el palacio de la Zarzuela. Esta visita, la primera que los Reyes recibieron tras su proclamación, dejó claro que el reinado de Felipe VI aboga por una mayor apertura de la Casa Real a la sociedad civil. En el último año el monarca ha repetido almuerzos con numerosos emprendedores, jóvenes artistas, activistas y deportistas.

Esta apertura a la sociedad también se ha dejado entrever en las redes sociales. Desde la proclamación de Felipe VI la Casa Real se ha vuelto más activa en Twitter y ha conseguido aumentar considerablemente su número de seguidores.