Una orden europea de detención emitida por España frustró ayer la inmediata liberación por motivos de salud -pero bajo control judicial- del histórico dirigente etarra José Antonio Urrutikoetxea, "Josu Ternera", que había decidido por la mañana el tribunal de apelaciones de París.

Urrutikoetxea, detenido el pasado 16 de mayo en Sallanches, en los Alpes franceses, iba a salir de la prisión parisina de la Santé en cuestión de horas, pero una petición de entrega a España cursada por la Audiencia Nacional -que reclama al terrorista de 68 años, entre otras causas, por el atentado contra la casa-cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, en 1987, que causó 11 muertos, 6 de ellos niños- frenó la liberación.

En vez de salir libre de la Santé, a cuyas puertas lo esperaron en balde sus hijos Egoitz e Irate, el etarra fue trasladado a la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI) de la Policía, donde esperará a que se le notifique la euroorden en un plazo máxime de 48 horas.

Después volverá a comparecer ante el mismo tribunal que ayer por la mañana acordó su liberación, del que depende que Urrutikoetxea siga preso o quede libre por los motivos de salud alegados (sufre cáncer de próstata).

Además de las causas por las que se lo reclama en España, el etarra ha pedido que se repitan los dos juicios en los que fue condenado en rebeldía: uno a siete años, en diciembre de 2010, y otro a ocho, en junio de 2017. Ambas peticiones serán examinadas por el Tribunal Correccional de París el día 28.

En España, aparte de por el atentado de Zaragoza, el terrorista está reclamado por el asesinato del directivo de Michelin Luis María Hergueta en 1980 y la financiación de ETA a través de herriko tabernas.

En todas ellas, Urrutikoetxea está procesado en calidad de dirigente de la banda terrorista, pero aún no se le ha podido juzgar, ya que hasta el pasado mayo, cuando se lo detuvo en Sallanches, estuvo huido de la justicia 17 años y en España no existe el enjuiciamiento en rebeldía.

El Tribunal de Apelación de París, contra la opinión de la Fiscalía, había respondido favorablemente a la demanda de puesta en libertad hecha por los abogados de Urrutikoetxea. A cambio, los jueces le obligaban a entregar el pasaporte, le prohibían salir de Francia y fijaban una comparecencia semanal en una comisaría del centro de París.

Una comisaría próxima al lugar donde iba a vivir, el domicilio de Louis Joinet, magistrado de renombre y exconsejero del antiguo presidente francés, François Mitterrand, conocido en el mundo del derecho por ser uno de los padres de lo que se conoce como la justicia transicional.

Joinet se había ofrecido a alojarlo y ésa era una de las principales garantías de que Ternera no eludiría a la justicia, según sus abogados, Laure Heinich y Laurent Pasquet-Marinacce.

El propio etarra se refirió ante los jueces al valor "sagrado" que tiene "la palabra dada" en el País Vasco para garantizar que emprendería la huida.

Los letrados también alegaron que mantener en prisión a su cliente era incompatible "con su estado de salud" porque debe ser operado de la próstata "con la más extrema urgencia". A lo que el interesado agregó que el día que fue capturado en el aparcamiento del hospital de Sallanches tenía cita para que se le interviniera y que llevaba una sonda.