Ciudadanos decidió romper ayer con Manuel Valls como respuesta a la decisión del ex primer ministro francés de respaldar a Ada Colau como alcaldesa, para evitar que el independentista Ernest Maragall se convirtiera en regidor de a capital catalana. "Teníamos razón: la diferencia entre Maragall y Colau es muy poca. Ya se ha visto porque su primera decisión ha sido volver a poner el lazo amarillo en la fachada del ayuntamiento", afirmaba ayer la portavoz de la formación naranja, Inés Arrimadas. Valls aplazó valorar la ruptura aunque dejó constancia en un comunicado de que su respaldo a Colau "ha sido decisivo para frustrar el acceso al independentismo" a la Alcaldía.

La división de voto del pasado sábado, durante la constitución del Ayuntamiento, entre los seis concejales de la coalición Barcelona pel Canvi-Cs anticipaba una ruptura que se consumó ayer en la Ejecutiva de Ciudadanos.

La relación entre Valls y el partido de Rivera duró apenas un año. La proximidad de Ciudadanos a Vox en actos como la concentración en Madrid disgustó al político francés, quien siempre marcó con claridad sus propias líneas políticas, entre las que destacaban la necesidad de aislar al secesionismo y la ultraderecha.

Valls se quedará ahora con un grupo municipal en el que junto a él estarán los concejales Celestino Corbacho, exministro de Trabajo con José Luis Rodríguez Zapatero, y Eva Perera.

El lazo amarillo que simboliza la reclamación de libertad para los líderes soberanistas cuelga de nuevo desde ayer en el balcón del consistorio barcelonés.

Primer discurso

En su primer discurso tras haber sido reelegida alcaldesa, Ada Colau anunció que BComú propondría a la Junta de Portavoces del consistorio que se volviese a colgar el lazo amarillo, retirado por orden de la Junta Electoral en la campaña de las elecciones generales. PSC y Barcelona pel Canvi, la formación de Valls, Cs y PP votaron en contra de la medida, que prosperó con los votos de "los comunes", ERC y JxCat.