Con los Ayuntamientos recién constituidos, el pulso político español volvió a instalarse ayer en el runrún de los pactos para permitir al socialista Pedro Sánchez ser investido presidente de Gobierno. El ministro de Fomento en funciones y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, insistió en Valencia en que "en absoluto" hay un "veto" a que miembros de Unidas Podemos entren en el Ejecutivo. Ábalos, que asistió a la toma de posesión del reelegido presidente de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo Puig, matizó, no obstante, que la experiencia de esa comunidad, en cuyo Gobierno se sientan el PSOE, Compromís y Podemos, "es totalmente distinta" a la que se puede dar en el Gobierno central.

Resaltó el dirigente socialista que la integración morada en el Ejecutivo regional ha venido precedida de una legislatura en la que Podemos respaldaba desde fuera al gabinete y conlleva la conformación de una mayoría absoluta. Ninguna de estas dos circunstancias, añadió, se da en el caso del Gobierno de la nación.

Desde Podemos, su líder, Pablo Iglesias, sugirió que si ingresara en el Ejecutivo respetaría la voluntad de Sánchez de no negociar un referéndum con los secesionistas catalanes. "Somos conscientes de la fuerza que tenemos. El PSOE tiene una posición diferente y lo respetamos", afirmó en una entrevista con el diario "El País".

Iglesias consideró que la proporción entre ministros socialistas y morados debería ser de tres a uno, la que hay entre el número de diputados socialistas (123) y morados (42).

Entre tanto, el diputado de EH Bildu Jon Iñarritu expresó su "extrañeza" por el hecho de que Sánchez les haya excluido de las conversaciones para la investidura, situándolos "al nivel de Vox", cuando, precisó, "ha habido un contacto fluido" tanto para la investidura de 2018 como para la convalidación de decretos.