"La semana pasada proponían cuatro años de Alcaldía para Villacís, hoy dos años de Alcaldía de Villacís. En el día de mañana propondrán los días pares o impares. Esto son ocurrencias". Con estas palabras rechazó ayer la número dos del PP en el Ayuntamiento de la capital, Andrea Levy, la propuesta de Cs de que su candidata, Begoña Villacís, y el del PP, José Luis Martínez-Almeida, se turnen para gobernar, dos años cada uno, el municipio. "Un baile de sillas", resumió.

Esta es la propuesta que ayer llevaron los naranjas a la mesa de negociación, dos días antes de que se constituyan los ayuntamientos, que el dirigente de Cs Miguel Gutiérrez presentó como de "enorme generosidad".

Tras una reunión que superó las dos horas, ambos partidos llegaron un preacuerdo programático, pero siguen muy alejados en la cuestión nuclear: quién debe ostentar la vara de mando. Aparte de que siguen necesitando a Vox, con quién todavía no se han reunido. La extrema derecha se abrió ayer a estudiar la propuesta de Ciudadanos, pero siempre que acepten sentarse con ellos para explicársela.

Gutiérrez advirtió a Martínez-Almeida que "pondrá el riesgo el cambio" en la capital si no acepta su proposición. El dirigente de Cs no entiende la "obsesión" del candidato del PP por convertirse en regidor, cuando en las elecciones del 26 de mayo los populares obtuvieron el "peor resultado de su historia".

Pero Levy le contestó que la exigencia de Cs tiene su origen en "la frustración de Villacís de no conseguir más votos en las urnas y más concejales en el Ayuntamiento". "¿Cuál es el concepto de empate de Ciudadanos?", se preguntó la edil, al recordar que el PP sacó 83.000 votos y cuatro concejales más que Cs.

Con el PP, no, pero sí con el PSOE: el partido de Albert Rivera llegó ayer a un acuerdo con los socialistas para regir, dos años cada uno, los ayuntamientos de Ciudad Real y Albacete. A cambio, Ciudadanos apoyará un gobierno del PSOE durante toda la legislatura en Guadalajara. El acuerdo permite desalojar al PP de tres importantes alcaldías de Castilla-La Mancha.

Con el pacto, los socialistas se comprometen expresamente a no gobernar con Podemos en ninguna capital de provincia, lo que únicamente podía ocurrir en Toledo, donde los 12 concejales obtenidos por el PSOE le permiten gobernar en solitario sin necesidad de sumar a los dos de la confluencia de izquierdas.