Los Mossos han detenido a dos miembros de una banda que se dedicaba a estafar a personas de edad avanzada haciéndose pasar por abogados o policías, y que les reclamaban elevadas sumas de dinero para liberar a sus hijos tras convencerles de que estaban arrestados por haber causado un accidente de tráfico.

Según han informado este jueves los Mossos, con estas detenciones se han resuelto 28 estafas en Cataluña y otras zonas de España con las que el grupo criminal habría obtenido un botín de más de 120.000 euros.

Las detenciones tuvieron lugar el pasado 11 de mayo en el domicilio de los dos principales investigados, en Barcelona y Castell-Platja d'Aro (Girona).

Además de arrestar a los dos estafadores, los agentes localizaron 1.350 euros en efectivo, joyas de algunas de las víctimas, un ordenador, terminales de teléfonos móviles y tarjetas SIM, junto a ropa utilizada por la persona que interactuaba con las víctimas, documentación diversa y el coche que hacían servir habitualmente para cometer los delitos.

Los arrestados pasaron a disposición judicial el día 13 y el juez decretó la prisión provisional para ambos.

La investigación, que continúa abierta, se inició a principios de diciembre de 2018 a raíz de la detección de diversas estafas a personas de edad avanzada que recibían una llamada de los estafadores que, haciéndose pasar por abogados o policías, les hacían creer que su hijo o hija estaba detenido por un delito grave en comisaria.

Habitualmente los delincuentes les aseguraban que su hijo había causado un accidente de trafico grave y les urgían a pagar una fianza, en dinero o joyas, con el pretexto de evitar el ingreso en prisión de su hijo de manera inmediata.

Los estafadores jugaban con el factor emocional y con el hecho de que las víctimas eran personas de edad avanzada, y les insistían que el trámite se tenía que hacer con extrema diligencia y que era necesario que tomaran una decisión inmediata.

Una de las técnicas que utilizaban para dar veracidad a su llamada es que podían contactar con el número 0092, añadiendo un cero al antiguo número de emergencias, y si la víctima lo hacía, quien respondía era el mismo estafador, quien les "confirmaba" la información que él mismo les había dado.

La franja horaria en la que actuaban se situaba entre las 9.00 y las 14.00 horas, con lo que los estafadores se aseguraban de que los familiares de las víctimas se encontraban trabajando y las entidades bancarias tenían abiertas sus oficinas.

La investigación ha puesto de relieve que el grupo tenía una gran movilidad geográfica y que cometieron las estafas en diferentes localidades catalanas en una primera etapa.

No obstante, su ámbito de actuación abarcaba otros puntos del territorio español, y en la parte final de la investigación cometieron estafas en municipios de Aragón, País Vasco y Cantabria.