Vox buscó ayer un lugar bien visible para su estreno en el Congreso. Poco después de las siete de la mañana, tres horas antes del inicio de la sesión, tomaron los asientos que de ordinario ocupa el PSOE, en la fila posterior al Gobierno. El socialista catalán José Zaragoza resistió el asedio incrustado en un escaño entre Abascal y Espinosa de los Monteros, designado portavoz. Los de Vox fueron los más activos en patear los acatamientos de los soberanistas.