El soberanismo frustrará hoy previsiblemente la designación de Miquel Iceta como senador autonómico, lo que cierra la puerta a que pueda presidir la Cámara Alta, como pretendía Pedro Sánchez. Al bloquear la elección del líder de los socialistas catalanes, ERC y JxCat están "vetando la convivencia y la concordia en Cataluña", reprochó ayer el presidente en funciones. PP y Ciudadanos se sumaron a la ruptura de la práctica de apoyar el nombramiento como senador del representante que designe cada partido y anticiparon que hoy se abstendrán en el pleno del Parlament.

El aplazamiento, la semana pasada, de la sesión de la Cámara catalana para designar a Miquel Iceta como senador autonómico en sustitución del expresident de la Generalitat José Montilla era ya un mal presagio para la pretensión de Sánchez de colocar al líder de los socialistas catalanes al frente del Senado. El movimiento tenía el doble propósito simbólica de remarcar el cometido de la Cámara Alta como foro territorial y su disposición al diálogo sobre la situación catalana.

La declaración de intenciones del líder del PSOE activó al soberanismo, que no desaprovecha la ocasión de demostrar que nada se mueve en el Parlament sin su consentimiento, ni siquiera asuntos que, como la designación de los senadores autonómicos que corresponden a cada partido, se resolvían hasta ahora sin cuestionar la propuesta de cada formación. El presidente del grupo de ERC en la Cámara autonómica, Sergi Sabrià, confirmaba ayer el voto contra Iceta por la "falta de respeto" del PSOE hacia los catalanes y las "instituciones catalanas". El rechazo que hoy se sustanciará en el pleno era "inevitable" después de haberse enterado "por la prensa" de la voluntad de Sánchez, según Sabriá. En similares términos, el portavoz parlamentario de JxCat, Albert Batet, justificaba su rechazo a Iceta para dejar claro que "no pueden menospreciar la autonomía del Parlament y decirnos que hemos de votar quién debe ser el presidente del Senado". "Si querían que Iceta fuese el presidente del Senado, lo tenían muy fácil: tenía que presentarse a las elecciones", concluyó Batet.

"Tienen miedo"

"Tienen miedo a las soluciones, al diálogo, a decirles a los catalanes que creyeron en ellos que la independencia no va a ser posible y que la única alternativa se llama Constitución y vía estatutaria", replicó el líder del PSOE en los mítines que protagonizó ayer.

Los socialistas intentaron eludir el veto por distintas vías. Iceta amenaza con llevar al Tribunal Constitucional la ruptura de una práctica de "cortesía parlamentaria", con lo que se vulneraría la autonomía de los grupos parlamentarios para designar a sus representantes. El PSC propuso también, sin éxito, en la Mesa del Parlament cambiar el sistema de votación para hacerlo con papeletas, procedimiento que impide el voto negativo y permitiría que la designación de Iceta saliera adelante con los votos del PSC y de los "comunes", que ya anticiparon su respaldo.

Quedaba abierta la posibilidad de, al menos, forzar un empate, con el que la propuesta no prosperaría, pero que mostraría una vez más la división del Parlament en dos bloques. Cuatro diputados de JxCat -Carles Puigdemont, Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull- no pueden votar al estar suspendidos por el Tribunal Supremo. Un quinto parlamentario, Antoni Comín, de ERC, tampoco puede hacerlo al no haber delegado su voto desde Bélgica. Contando con la CUP, el soberanismo dispondría de 65 diputados, los mismos que suman Ciudadanos (36), PSC (17), Catalunya en Comú Podem (8) y PP (4). Esa opción se esfumó al romper también Cs y PP con la práctica instituida de apoyar al candidato propuesto.

Ciudadanos justifica su abstención por considerar que "hay una negociación detrás (entre PSOE y ERC) que se nos escapa" y pese a reconocer que sin la fórmula seguida hasta ahora "no tendríamos senadores autonómicos". El PP se abstendrá y señala que "quien ha roto la tradición parlamentaria de convertir este tipo de votaciones en un trámite ha sido el PSOE, al anunciar que Iceta iba a presidir el Senado".