El candidato de Cs al Gobierno, Albert Rivera, mostró una papeleta de Ciudadanos y pidió el voto naranja porque, según dijo vale doble: "Por una cara echas a Sánchez y con la otra llevas a Ciudadanos a la Moncloa. Coged la papeleta naranja y daos el gustazo".

Unas 2.000 personas llenaron el acto de Cs en el parque del Turia, el más multitudinario de los que celebró el partido esta campaña. En el sprint final de la caravana naranja, Rivera ve al alcance de la mano poder gobernar.

Casi una década después de que arrancara el proyecto de Cs, Rivera se siente preparado para tomar las riendas del Ejecutivo -aseguró- y con que haya un escaño más para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa y formar gobierno no va "a dejar pasar la oportunidad".

Rivera puso todo el foco en atacar a Sánchez, insistiendo en que Cs nació para "echar a personajes" como él, y no dedicó ni una sola palabra al PP ni siquiera para volverle a tender la mano en el caso de que den los números para formar gobierno.

Antes, Inés Arrimadas, la "número uno" por Barcelona y próxima vicepresidenta del Gobierno, tal como es presentada en los actos electorales, aseguró que de lo que van estas elecciones es "de Sánchez o Rivera, de las mentiras de Sánchez o de la verdad de Rivera".

Frente a un presidente "que rompe y estropea todo lo que toca" hay un presidente "que sabe unir y está preparado para gobernar para todos los españoles", insistió la candidata, que pidió que los españoles voten como votaron en Cataluña, porque allí ganaron, o como en Andalucía, donde Cs consiguió gobernar después de cuarenta años de socialismo.

Rivera llegó al final de la campaña con la moral muy alta porque está convencido de que en la segunda semana dieron un fuerte empujón y podrán gobernar gracias a una estrategia, señalan en el partido, que ha sido capaz de movilizar a los indecisos.

Según las encuestas que el partido naranja asegura manejar, están entre dos y cuatro escaños para dar un vuelco electoral y creen estar casi a la par que el PP.

Ciudadanos cerró una campaña en la que Albert Rivera cedió parte del protagonismo a Arrimadas, que, para el partido, funcionó muy bien todos estos días, como ya demostró en las andaluzas.

Andalucía fue de hecho uno de los territorios donde más paró la caravana naranja, ya que es allí donde se ven más fuertes, hasta el punto de que piensan que podría ser su principal granero de votos.

La crisis de Cataluña, el veto a Pedro Sánchez y la mano tendida al PP para formar un ejecutivo de coalición fueron los mensajes más repetidos, consignas dirigidas a taponar las fugas por el flanco del centro derecha.

Parten de 32 escaños y el 13,06 por ciento de los votos que obtuvieron en 2016. El sondeo preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) les da entre 42 y 51 escaños (un 13,6 por ciento), un techo que Ciudadanos piensa que puede subir al menos otros dos puntos