El exdirector general de los Mossos d'Esquadra Albert Batlle, que dimitió en julio de 2017 tras la salida de Jordi Jané de la Consejería de Interior, admitió ayer que presentó su renuncia al nuevo titular del departamento autonómico, el ahora acusado Joaquim Forn, porque se sentía "incómodo" con la deriva del "procés" y temía que los cambios operados por Carles Puigdemont en el Govern, en la recta final hacia el referéndum del 1-O, se tradujeran en "presiones" a su persona.
Batlle, último testigo de las acusaciones en comparecer (han desfilado por la Sala otros 275), le echó un capote al mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero antes de que los dos primeros testigos propuestos por la defensa entraran en escena, ya por la tarde: "Trapero era muy celoso de las competencias que tenía cuando actuaba como policía judicial y no hubiera aceptado intromisiones del poder político", declaró en la sala.
Estrecha relación
El testigo, propuesto por Vox, relató que, después de la marcha de Jordi Jané, con el que mantenía una estrecha relación -pese a que él lo había nombrado Ramón Espadaler- sintió que debía hacer lo mismo.
Y no solo por razones personales y familiares, que también, sino por su creciente "incomodidad" con la marcha del "procés" y, sobre todo, con cómo preveía él que podían "evolucionar las cosas". Hay que recordar que desde un mes antes la consulta contaba con fecha y pregunta.
"Acontecimientos"
Pero el derrotero que estaban cogiendo "los acontecimientos" no sólo le preocupaba a él; también a Jané, con quien reveló que había compartido ese sentimiento de incomodidad "en muchas ocasiones".
Dicho lo cual, agregó que se fue convencido de que los Mossos seguirían acatando la ley vigente y lo que dispusieran jueces y fiscales. "Ninguna duda" albergó nunca sobre ese punto. "Otra cosa" eran las "presiones" que él pudiera recibir. Y aquí recordó que había "una cierta incomodidad de los grupos del Parlament" con su persona y que la CUP había pedido "en diversas ocasiones" su renuncia.
En la sesión vespertina, el eurodiputado de ERC Jordi Solé, primer testigo de las defensas, destacó el carácter pacífico de la protesta del 20-S ante la Consejería de Economía: "No vi ninguna amenaza, ninguna agresión, ninguna situación de especial tensión". La jefa de Protocolo del departamento, Anna Teixidó, contó que Jordi Sànchez ofreció a la secretaria judicial salir del edificio acompañada por Lluís Llach, pero no aceptó.