Las generales del 28 de abril prometen, al menos según las encuestas, un vuelco en muchos territorios de toda España. Pese a ser concebido como un espacio que apenas concede resquicios a las sorpresas, lo cierto es que en los comicios de 2016 la victoria en el País Vasco fue para Podemos, que desplazó al PNV a la segunda posición. Pero el partido que preside Andoni Ortuzar recuperaría, según las previsiones, el liderazgo y pasaría de cinco a seis escaños, con Unidas Podemos y Partido Socialista disputándose la segunda plaza. Una vez más, el PNV se dispone a trasladar su esfera de influencia a la política nacional, debatiéndose entre el pragmatismo de la 'realpolitik' y la inquietud que le supone un hipotético acercamiento entre PSOE y Ciudadanos, el partido cuyo discurso contrario a la singularidad fiscal vasca ha vuelto a acentuarse a escasos días de la cita electoral.

"La sociedad vasca está valorando nuestra labor en esta legislatura, en la que hemos conseguido grandes logros en materia de Concierto Económico, Cupo, infraestructuras e inversiones. Nuestro objetivo siempre es el cumplimiento íntegro del Estatuto de Guernica", explica Idoia Sagastizabal, diputada en el Congreso desde 2016 y número 2 de la lista por Vizcaya, que encabeza Aitor Esteban. El importante acuerdo para la actualización del Concierto y el Cupo, los instrumentos jurídicos que regulan las relaciones financieras y fiscales entre el Estado y la comunidad autónoma, se rubricó con Mariano Rajoy en la presidencia, pero eso no impidió el apoyo del PNV a la moción de censura que otorgó la presidencia del Gobierno a PSánchez, consciente de que no respaldar aquella votación les habría pasado una alta factura en casa.

Sánchez convirtió a los nacionalistas vascos en una de las fuerzas políticas a las que el PSOE ha atendido con mayor detenimiento en estos últimos meses, lo que ha propiciado que, a cambio del apoyo del PNV a sus últimos decretos sociales, el Estado haya acordado la transferencia de la titularidad de la autopista A-68 a su paso por el País Vasco. Sin embargo, se vislumbran muchas más dificultades para el traspaso de las competencias de Prisiones, una vieja demanda del PNV y cuyas conversaciones se hallan estancadas ante la renuencia del PSOE a ceder responsabilidades de gran significación, tal y como ha ocurrido con la gestión económica de la Seguridad Social, que ha quedado fuera del calendario negociador por voluntad del Gobierno.

El poder del PNV en el Congreso es "decisivo", asume la propia Sagastizabal, que reivindica también la aportación de los nacionalistas a la gobernabilidad de España. "Nos eligen para llevar a cabo nuestro programa, pero no buscamos perjudicar a nadie. Siempre hemos pretendido dar estabilidad y hemos sido solidarios con las últimas políticas sociales del Gobierno porque entendemos que había que revertir las desigualdades surgidas tras la crisis", indica.

No está de acuerdo el intelectual Joseba Arregi, ex dirigente del PNV y uno de los analistas más reputados de la política vasca. "El PNV ha estado siempre presente en Madrid para salvaguardar los intereses del País Vasco, no para involucrarse en la gobernabilidad", indica. Con la banda terrorista ETA derrotada, un crecimiento económico superior al de la media nacional y un componente de crispación en la discusión política más rebajado que en otras comunidades, la expresión "oasis vasco" ha cundido en algunos ámbitos de opinión como el supuesto reflejo de una tranquilidad que Arregi define, no obstante, de otra manera. "Ese supuesto oasis se sustenta en la intención con la que la población acude a votar. En el País Vasco, especialmente en las generales, se da el voto al partido que garantiza el diferencial en el bienestar con respecto a la media española. Y el PNV tiene adjudicado ese papel porque ha convencido a la gente de que es el padre y el garante de eso, aunque el Partido Socialista de Euskadi y el PP vasco también trabajan por ello", subraya.

En este punto, resulta inevitable aludir al Concierto Económico y el Cupo, dos herramientas incluidas en la Constitución. El primero permite al País Vasco -Navarra también dispone de un mecanismo similar- disponer de la "potestad para mantener, establecer y regular" su régimen fiscal, tal y como recoge la Agencia Tributaria, lo que incluye a la mayoría de impuestos estatales. A cambio, las Haciendas Forales de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava contribuyen a la financiación de las cargas generales del Estado no asumidas a través de una cantidad que constituye el Cupo. El volumen de ese Cupo centra, de manera periódica, las críticas de Cs y se calcula a partir de la proporción de la economía vasca en el total del PIB nacional.

Lo que ocurre es que, desde 1981, ese porcentaje ha quedado establecido en un 6,24%, cifra que algunos economistas consideran que debería ser más elevada. Arregi estima que existe una "sobrefinanciación" del País Vasco. "Si somos un 32% más ricos que la media del PIB español y el gasto público por habitante es el doble, ¿de dónde sale ese dinero?", pregunta.

La diputada del PNV discrepa: "Los que determinan el Cupo son técnicos de Hacienda al más alto nivel de ambas administraciones, la central y la vasca. No es cierto que suponga un privilegio, como dice Rivera. Aunque Euskadi recaude menos, debe seguir pagando ese mismo porcentaje. Además, se hace una aportación al Fondo de Compensación Interterritorial que fija el Estado, aunque los vascos no podemos acudir al Fondo de Liquidez Autonómica", resalta Sagastizabal, quien critica también que el apoyo que Rivera ha dado en Navarra para formar una coalición electoral con UPN y PP no ha puesto en duda el Convenio Económico, la herramienta bilateral similar al Concierto vasco que opera en esta comunidad.

Los nacionalistas se sentirían mucho más cómodos si el PSOE no necesitase el apoyo de Albert Rivera para seguir gobernando y deslizan, a través de diversos mensajes, que estarán vigilantes ante la dirección que tome Sánchez si consigue vencer en las generales y lidera la búsqueda de respaldos a un nuevo Ejecutivo. "El pacto que el PSOE firmó en 2016 con Ciudadanos no era nada bueno para Euskadi porque incluía una recentralización y una invasión competencial. Habrá que ver para qué se necesitan nuestros votos, pero las declaraciones de Rivera lo ponen todo muy difícil", subraya Sagastizabal, en alusión al acuerdo que finalmente no salió adelante por el fracaso en la investidura de Sánchez y la convocatoria de nuevas elecciones.

Alberto López Basaguren, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad del País Vasco, cree que un hipotético Gobierno del PSOE que requiriese los respaldos de Ciudadanos y PNV constituiría una gran ocasión para probar la "madurez política" de las distintas fuerzas. "Los partidos tienen la responsabilidad de gobernar garantizando la continuidad del sistema democrático. Si el resultado de la aritmética lleva a situaciones que inicialmente habían sido demonizadas es bueno que todas las partes aprendan la lección. En política no se pueden pedir cheques en blanco. Ahí veremos la importancia que el PNV da a la gobernabilidad de España. Plantea muchas dificultades, pero obliga a los partidos a encontrar un equilibrio. Y en la democracia española hay suficientes ejemplos de desdecimientos", sostiene López Basaguren.