"Unos pocos centenares de votos pueden definir el país que tendremos las próximas décadas". Con esta contundencia define los comicios del día 28 Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida y candidato al Congreso por Málaga de la coalición Unidas-Podemos. Hoy participa en un mitin al mediodía en el Teatro García Barbón de Vigo.

-Con los indecisos por encima del 40%, ¿cómo prevén movilizar a los suyos?

-La situación es muy compleja y muy abierta. También hay muchos abstencionistas, la mayoría se puede decidir en la última semana. El eje de nuestra campaña será blindar los servicios públicos porque la sanidad y la educación públicas están amenazadas. No solo las tres derechas aspiran a recortarlos, también un hipotético Gobierno de PSOE con Ciudadanos tendría esa hoja de ruta neoliberal.

- Es curioso que todo se decida en la última semana tras estar de precampaña prácticamente desde el triunfo de la moción de censura y con más información que nunca gracias a las redes.

-Está cambiando la forma de informarse sobre política. En las andaluzas de diciembre el 13% de votantes decidió el voto el mismo día y muchos reconocieron haberlo hecho influenciados por lo recibido en grupos de familiares de whatssapp. La gente se informa a través de redes sociales o grupos de familia y eso hace que la política se extienda de forma mucho más horizontal y que las campañas sean muy importantes; campañas no solo tradicionales con los mítines, sino también en las redes sociales. Todo esto va a ser determinante especialmente cuando vemos que hay tantos partidos compitiendo por los escaños. Unos pocos centenares de votos pueden cambiar el destino de los escaños de cada provincia y cambiar el país. Vamos a unas elecciones muy reñidas y también determinantes porque van a definir el país que tendremos las próximas décadas.

- ¿Cuántos votos cree que le costará a su coalición la división y las disputas internas? En Galicia han roto con En Marea.

-La fragmentación de la izquierda siempre es una mala noticia. Pero hemos conseguido mantener los bloques más fuertes: Podemos e IU. La gente quiere opciones confiables y de país, no solo proyectos individuales.

- ¿Se ha cerrado un ciclo de pactos y se va hacia otro modelo?

-Estamos cambiando de fase, pero es muy difícil saber a dónde vamos. Es un síntoma haber tenido tres generales en menos de cuatro años. Estamos ante el horizonte de qué España vamos a construir, su modelo territorial y social y esa batalla no se ha resuelto todavía. Lo que está sucediendo en la izquierda es que se está repensando. Lo importante no es mirarse el ombligo, sino maximizar nuestra fuerza. La primera enseñanza que dejó Galicia en 2012 es trabajar unidos.

- Yolanda Díaz decía que estas elecciones son constituyentes , similar a la Transición. ¿Coincide?

-Así han sido las de los últimos años, pero como no se resuelve se vuelven a repetir. Estamos en un proceso, más que en unas elecciones, de reconfiguración de país con partidos que proponen acabar con las pensiones públicas, la sanidad y la educación públicas. Lo primero que han hecho las tres derechas en Andalucía ha sido empezar a privatizar la sanidad pública, subir el precio de las escuelas infantiles y bajar los impuestos a los más ricos. El modelo del PSOE con Ciudadanos en Andalucía también iba por esa línea. Nosotros defendemos otro y esa disputa no se ha resuelto. Estas elecciones podrían resolverla o dejarla en stand by. Ir a un modelo de país u otro dependerá de la correlación de fuerzas. Puede haber gente que crea que votando al PSOE se protege del crecimiento de la extrema derecha, pero eso podría conducir a que Albert Rivera fuese ministro de Trabajo. La garantía de preservar los servicios públicos la da Unidas Podemos.

- Sus críticos en IU vaticinan la desaparición del partido, diluyéndose en Podemos. ¿Qué opina?

-Quien crea que por separado nos iría mejor, se equivoca: nos irá peor. La unidad es irreversible, un camino que no tiene vuelta atrás.

- ¿Es factible aplicar en una coalición con el PSOE sus promesas de nacionalizar la AP-9 o implantar una renta básica de entre 600 y 1.200 euros mensuales para 10 millones de ciudadanos?

-Diría que esas medidas son incluso modestas. La fuerza que tengamos determinará si somos capaces de aplicar nuestro programa.

- ¿Es factible celebrar el referéndum sobre la independencia que proponen para Cataluña?

-Se están usando las banderas para enfrentar a los ciudadanos. Este país tiene que entender que hay un problema político en Cataluña: hay dos millones de independentistas y eso no se resuelve ni metiéndolos en la cárcel ni negando que existen. Y tampoco se puede declarar la independencia de manera unilateral. Tarde o temprano hay que proponer instrumentos para resolverlo. Ahí cabe el referéndum.

- ¿Se ve como ministro?

-Es una hipótesis y hay que contemplarla, pero es demasiado precipitado.