El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, ha revelado este miércoles que hay dirigentes independentistas catalanes que le han reconocido en "conversaciones privadas" que la independencia de Cataluña "no se va a producir" y por ello les ha emplazado a "dar la cara" y admitir a los catalanes que "les han engañado".

En una entrevista en La Sexta, Sánchez ha reprochado a estos políticos catalanes, que no ha querido identificar, que no actúen "de buena fe" porque aunque saben que la independencia de Cataluña "no es posible" han defendido estos postulados hasta llevar a la sociedad catalana a un "callejón sin salida".

En su opinión, el mayor problema que tiene ahora Cataluña no es la independencia, sino la convivencia, y ha recordado que algo parecido ocurre en el Reino Unido, cuyos políticos han llevado a su sociedad a un callejón sin salida con el Brexit.

El presidente del Gobierno se ha mostrado categórico al asegurar que nunca admitirá un derecho de autodeterminación para Cataluña y mucho menos una consulta independentista.

Ha subrayado que durante su carrera política ha demostrado que cuando dice "no es no" lo cumple, por lo cual en Cataluña no habrá ni independencia ni referéndum, ha zanjado.

Lo que él propone es que ante este problema de convivencia se abra un espacio de diálogo en Cataluña bajo las premisas de claridad, confianza y buena fe que, precisamente, no han demostrado los independentistas al tumbar unos Presupuestos Generales del Estado de marcado carácter social porque el Gobierno no admitía el derecho de autodeterminación.

Ha insistido, en esta línea, en que los nacionalistas tienen que hablar con los no nacionalistas, y ha asegurado que la sociedad catalana "quiere pasar pantalla" tras las elecciones del 28 de abril.

Se ha negado Sánchez a pronunciarse respecto a un hipotético indulto para los políticos juzgados por el "procés", en caso de que fueran condenados por el Tribunal Supremo, silencio que ha justificado porque él es presidente del Gobierno.

Ha explicado que, como tal, su responsabilidad es "no judicializar la política ni politizar la justicia", así como respetar la independencia del Poder Judicial y la presunción de inocencia; será una vez que haya sentencia cuando el "poder político, lógicamente, tendrá que posicionarse", ha concluido.