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La causa contra el soberanismo y y Vigésima jornada

Financiación china para arrancar la república

Un guardia civil desglosa las cantidades para la transición nacional tras la DUI

Marina Roig, abogada defensora de Jordi Cuixart. // Efe

Un cabo primero, el primero de los diez efectivos de la Guardia Civil que declararon ayer, desveló que el Govern cifraba en 22.800 millones la cantidad necesaria para arrancar la república catalana. Así lo indica la documentación que le fue incautada al exsecretario de Hacienda Josep Lluís Salvadó en un registro y que el testigo analizó.

Era el dinero que "necesitaban desde la declaración de independencia (DUI) hasta contar con una estructura administrativa propia como país", explicó el cabo. Y la mitad, 11.000 millones, se lo pidieron prestado a China, según consta en un correo electrónico sin remitente encontrado en un lápiz de memoria de Salvadó.

El resto saldría de la recaudación de impuestos: 6.000 millones de ingresos municipales, 1.300 más de ingresos propios y otros 4.500 millones procedentes del sector publico catalán.

Para tirar hasta la puesta en marcha de la Hacienda catalana, "tenían un sistema informático desarrollado con IBM, que nos aportó una factura de 240.000 euros". El cabo cree que se abonó, una buena pista para probar la malversación de la que la Fiscalía acusa a los doce procesados.

La financiación china se inscribe en un plan para buscar dinero y apoyos en el exterior de la que es buena muestra un viaje a Eslovenia del entonces secretario de Economía y ahora vicepresidente, Pere Aragonès, a fin de inspirarse comparando la secesión de Cataluña con la de Eslovenia de Yugoslavia, "una federación en colapso".

El resto de los testigos, que participaron en diversos registros e intervenciones el 1-O, desgranaron un rosario de situaciones trufadas de insultos y vejaciones. "Vi el odio reflejado en la cara de la gente", narró un subteniente que registró la nave de Unipost en Terrassa, situada en una calle en obras que describió como "una ratonera". El siguiente testigo, un cabo primero, explicó por qué: los concentrados, para obstaculizar la operación, tiraron "vallas delante de los coches" y retiraron las planchas que tapaban las zanjas abiertas por las obras para que los vehículos de la Guardia Civil "cayeran en ellas".

"Nunca me habían escupido por hacer mi trabajo", confesó un sargento primero que intervino en un colegio de San Andrés de la Barca. "Se masticaba el odio", relató un agente al que tocó en suerte un centro de votación en Sant Joan de Vilatorrada, donde todo derivó en una "violencia inusitada". Y hasta hubo quien comparó con "los inicios del conflicto vasco" lo vivido el 20-S, durante el asedio al registro de la nave donde se hallaron todas las papeletas para el 1-O.

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