Diez efectivos de la Guardia Civil declararon ayer en el juicio del "procés", que deparó dos revelaciones hasta cierto punto conocidas. Primero, un brigada depuso que el ahora presidente catalán, Joaquim Torra, visitó la nave 18 del polígono industrial de Bigues i Riells días antes de que el 20 de septiembre de 2017 el Instituto Armado se incautara en el lugar de casi 10 millones de papeletas y 6.000 sobres para el 1-O. Y, segundo, un comandante que analizó las comunicaciones por radio de los Mossos testificó que éstos tenían la "orden prioritaria" de vigilar a la Policía Nacional y la Guardia Civil, en contra de lo dicho por el mayor Trapero cuando declaró el pasado jueves.

En cuanto efectivos de estos cuerpos asomaban por un punto de votación, los binomios de los Mossos recibían "automáticamente la instrucción" de "apartarse" del lugar para evitar que se difundiera "ninguna imagen" suya ayudando a impedir el 1-O.

Los agentes autonómicos, además, eran conocedores de que en algunos colegios iba a seguirse la "estrategia" de abrir un pasillo para que policías y guardias civiles se llegaran hasta la urna, que previamente se había "atornillada a la mesa", o colocar "en primera línea" a "niños y personas de tercera edad".