El PSOE salió ayer en tromba en el primer día de la precampaña. Ningún dirigente importante se quedó en casa. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajó a Sevilla, donde buscó aparecer tan próximo a Susana Díaz como pudo. Y allí soltó la primera de las muchas frases que vendrán: "Si nos ponen cordones sanitarios, da igual, los quitarán los españoles con sus votos".

Pero, antes de empezar, dio las gracias a la secretaria general del PSOE andaluz, su vieja rival: "Quiero que sepa todo el mundo que estamos juntos", le dijo a la recién descabalgada presidenta de la Junta. Después, la primera medida, si vence en las urnas el 28-A: unos presupuestos sociales. Sánchez empieza donde se quedó: en las cuentas que este miércoles le devolvió el Congreso por efecto de la "pinza" de PP y Ciudadanos y los soberanistas catalanes.

Lo siguiente fue un llamamiento a la movilización "de todos", en referencia a toda la izquierda, que hizo, no por casualidad, en el territorio donde la abstención de los votantes del PSOE y Podemos en las elecciones del 2-D fue decisiva para el acuerdo de las tres derechas.

Sánchez sabe que el pacto "a tres", imprescindible para formar gobierno después del 28-A, está mucho más hecho en el bloque de derechas que en el de la izquierda. Y es a ese bloque más cohesionado al que hay que batir. Razón por la cual pidió el respaldo no solo a los votantes progresistas, sino también a quienes, no votando por el PSOE, saben que ahora representa "el sentido común, la moderación y el progreso de todos".

Después, si los socialistas gobiernan, hará aprobar unos presupuestos "sociales" con todas las medidas que están previstas en los que decayeron esta semana. De muestra, un botón: antes de dejar el Gobierno aprobará un subsidio para parados de larga duración mayores de 52 años y cotizaciones a la Seguridad Social para cuidadores no profesionales de personas dependientes.

Pero ayer no solo hizo campaña Sánchez. El secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, advirtió que PP solo "estará habilitado para gobernar cuando esté limpio ante la justicia".

Gobierno "Francoenstein"

Como Sánchez, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, llamó a la movilización del electorado progresista para que no vuelva una derecha más "rabiosa y reaccionaria" que nunca y que constituiría un gobierno "Francoenstein". Su compañera del PSC y ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, aconsejó "no perder el tiempo en trincheras" y trabajar para sacar más de 84 diputados. Optimista, la ministra de Defensa, Margarita Robles, consideró el adelanto electoral "un paréntesis sin más", porque, tras su celebración, los socialistas formarán gobierno y seguirán trabajando en favor de los ciudadanos. En el mismo sentido se expresó la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo: "No lo podemos dar por perdido. La ciudadanía tiene que hablar".