Mariano Rajoy reapareció en la Convención Nacional del PP para defender su legado y aconsejar a los suyos "claridad en los principios", pero sin caer en "el sectarismo". La dirección actual del Partido Popular pudo respirar aliviada. No hubo reproches por parte del expresidente, ni por vía indirecta. Seguramente tampoco los esperaban. Conocen bien a Rajoy, y saben que no es su estilo. Ya había prometido ser "leal" cuando en julio cedió el testigo a Pablo Casado, y le dejó las llaves de Génova. El político gallego no quiere emular a José María Aznar, quien se lo hizo pasar mal, con sus ataques. Aznar tomará la palabra hoy en la Convención con la que la nueva cúpula del PP quiere iniciar el rearme ideológico del partido,ante los desafíos que suponen el avance de Cs y Vox en el espacio político. No habrá foto de Casado con los dos expresidentes vivos del PP. Un reflejo de que en el partido conviven diferentes sensibilidades. Unidad, puede, pero no uniformidad.

En su breve regreso a la escena política Rajoy se llevó un gran ovación de los suyos. Ya en los pasillos fue vitoreado y aclamado por los militantes. Después en la tribuna, el público se puso en pie para rendirle homenaje.

"El PP no tiene por qué asustarse de nada, tiene que argumentar y razonar", sostuvo Rajoy, quien añadió: "El PP es un partido en el que por lo general todos nos hemos respetado unos a otros, y eso es una buena línea de trabajo para el futuro".

El exlíder del PP, que ahora ocupa su plaza de registrador de la propiedad, no tuvo una intervención al uso. Fuentes de la dirección explicaron que el formato lo eligió el propio Rajoy. Fue una conversación co su amiga la presidenta del Congreso, Ana Pastor, en la que reivindicó su paso por la presidencia del Gobierno de España. Recordó que cuando llegó a La Moncloa, "entre otras cosas España vivía la mayor crisis económica de su historia, habían desparecido 3,8 millones de empleos". "Algunos ahora no lo recuerdan, pero fue el Gobierno del PP el que hizo las reformas, redujo el déficit y recuperó la creación de empleo para España", apuntó, y lamentó que fue "difícil" y muchas medidas "no se entendieron".

La intervención de Rajoy se cerró con dos preguntas de Ana Pastor más personales: "¿Te arrepientes de algo y cómo te va la vida?".

El expresidente declaró entonces que está "estupendamente". "Lo digo como lo siento. La gente me trata muy bien. Y aquellos a quienes no le gusto, que son muchos, tienen el buen gusto de no decirlo", afirmó.

También afirmó que no se arrepiente de su trayectoria política, aunque hubo momentos en los que confesó que lo pasó "francamente mal": "Quitaría algunas cosas, pero como van en el paquete es difícil hacerlo"."Lo mejor que me ha pasado es que he tenido la suerte de conocer toda España. Y es muy importante, porque es mi país. He tenido la oportunidad de conocer a muchas personas como las que estáis hoy aquí", añadió.

Rajoy, antes de asistir a la convención, a la que hoy ya no regresará, acudió a la toma de posesión de Juanma Moreno, como presidente de Andalucía. Volvió a Madrid en AVE, compartiendo vagón con Ana Pastor, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y su sucesor, Pablo Casado.

Ayer también reapareció Soraya Sáenz de Santamaría para asistir a la investidura de Moreno y luego escuchar al que fue su jefe en Moncloa en la convención del PP. Quien faltó fue la exsecretaria general del PP, Dolores de Cospedal.