Pedro Sánchez y Quim Torra se verán previsiblemente tras el Consejo de Ministros del próximo viernes en Barcelona, pero será un cara a cara y no una minicumbre como pretendía el Govern. Las discrepancias sobre formato y el contenido de ese encuentro marcaron ayer el cruce de mensajes entre ambos ejecutivos mientras avanzan los preparativos hacia una jornada que puede marcar los próximos acontecimientos políticos en España.

El jefe del Ejecutivo rechazó ayer las pretensiones de la Generalitat de una minicumbre entre el Gobierno y el Govern, con tres representantes de cada parte, que equipare a ambas administraciones. Sánchez asegura que todo se reducirá a una entrevista con el president Torra, que sería su segundo cara a cara después del encuentro veraniego en la Moncloa. No habrá limitaciones en los temas a abordar, según el Gobierno, aunque el presidente anticipa que la agenda del independentismo va a tener poco eco en el encuentro. "El tiempo que vaya a utilizar él en hablar de autodeterminación, si finalmente nos reunimos, yo lo voy a dedicar a hablar de la precariedad laboral, de la calidad de los servicios públicos y de ver cómo podemos reconstruir el Estado del bienestar, que desgraciadamente durante estos años de crisis ha salido muy dañado en la sociedad catalana", anticipaba ayer Pedro Sánchez desde Bruselas.

El conflicto catalán requiere "sosiego, tiempo, diálogo, generosidad y responsabilidad", afirma el jefe del Ejecutivo, quien confía en recomponer las ahora maltrechas relaciones con la Generalitat, "porque en política lo que no se puede hacer es perder las formas". El Govern tiene la voluntad de encontrar la fórmula para un "diálogo constructivo", manifestaba ayer el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en una carta dirigida a la presidenta Carmen Calvo.

"¿De qué quiere dialogar Pedro Sánchez con los que quieren romper nuestro país?", se preguntaba ayer el líder del PP, Pablo Casado, anticipando sus críticas a la entrevista con Torra.

La celebración del Consejo de Ministros obligará a una despliegue policial de grandes dimensiones. Algunos cálculos cifran en más de 9.000 los agentes que se movilizarán para blindar la reunión frente a las amenazas de boicot de las organizaciones independentistas, que ese día tienen convocada acciones de distinta intensidad. Interior proyecta llevar a Barcelona 1.100 policías y guardias civiles. Los Mossos movilizarán en torno a 8.000 efectivos, casi la mitad de los agentes del cuerpo, a los que habrá que sumar el dispositivo de seguridad la Guardia Urbana de Barcelona.

El traslado a la capital catalana de policías y guardias civiles suscita recelos el Govern, que considera "innecesario" el despliegue.

La víspera del Consejo de Ministros, el presidente Sánchez y seis ministros del área económica asistirán a la entrega de los premios Ferrer Salat, que concede anualmente la patronal Foment del Treball. Compartirán velada con unos 800 directivos y empresarios catalanes. El presidente Torra todavía no confirmó que vaya a la cena.