El presidente Torra se olvidó ayer de la "vía eslovena" como fórmula para que Cataluña alcance la independencia para afirmar que "el proceso hacia la libertad será siempre pacífico y democrático". Después de 48 horas de ayuno en Monserrat, Quim Torra volvió ayer a la actividad institucional con la reunión semanal del Govern. Eludió hablar de sus descalificaciones a los Mossos, que a punto estuvieron de provocar el descabezamiento de la cúpula del cuerpo, y pasó de puntillas por su defensa del modelo esloveno, la antigua república yugoslava que se consumó su secesión con un enfrentamiento armado y más de setenta muertos. "Nuestra vía es la defensa de los derechos civiles y las libertades mediante la acción siempre pacífica para conseguir aquello que consideramos que es lo mejor para todos los catalanes", afirmaba ayer en Lérida. Era un rectificación tras la lluvia de críticas que suscitaron sus afirmaciones durante el fin de semana, pero Torra no lo admite como tal y afirma que no permitirá que se "imponga un discurso inventado". Lo que significa que ahora la vía eslovena nunca fue un modelo para Torra.

La reacción del president forma parte de los intentos del independentismo de desactivar la tensión desatada en los últimos días tanto por las manifestaciones de Torra como por la inacción de los Mossos ante los CDR. Entre el secesionismo crece el temor a una respuesta contundente del Ejecutivo central, alentada por los reproches que arrecian sobre Pedro Sánchez por parte de quienes atribuyen el descalabro socialista en Andalucía a su debilidad frente a los que buscan la ruptura con España.

El diputado de ERC, Joan Tardá, afirmaba ayer que su partido no perderá los "nervios" a pesar del "ruido y las "amenazas" contra el independentismo, una "verdadera locura". Tardá mantiene "la mano tendida" al Gobierno de Sánchez para crear un escenario de diálogo que sirva para buscar una salida negociada en Cataluña.