Pablo Casado alteró ayer la estrategia que venía anunciando para que el candidato del PP en Andalucía, Juanma Moreno, llegue a presidir la Junta y relegó a Vox a un segundo plano para anunciar que la negociación se centrará en Ciudadanos. Cerrado un acuerdo con el partido de Rivera, la formación ultraderechista que encabeza Santiago Abascal deberá decidir si se suma o no al pacto.

"La negociación es con Ciudadanos", manifestaba ayer Casado en una conversación informal con periodistas en el Congreso de los Diputados, tras el acto institucional de conmemoración del 40 aniversario de la Constitución.

La formación naranja y el PP tomaron un primer contacto el miércoles pasado con una reunión de sus secretarios generales, José Manuel Villegas y Teodoro García Egea. Casado y Rivera hablaron ayer largo y tendido durante la celebración institucional de la Carta Magna. Son los preliminares de una negociación que cogerá aire a partir de la próxima semana y cuyo primer obstáculo es la defensa que ambas formaciones hacen de sus respectivos candidatos a presidir la Junta. En lo único que ahora coinciden PP y Ciudadanos es en que resulta innegociable que su aspirante encabece el futuro Ejecutivo andaluz. El líder del PP reitera que el único candidato posible a la investidura es Juan Manuel Moreno. "Los votos son claves", defiende Casado para resaltar que el PP tiene cinco diputados más que Ciudadanos, pese a la pérdida de siete escaños. Su objetivo es un pacto "global" que incluya la Mesa del Parlamento y la investidura. Después definirá si se trata de un acuerdo de gobierno, con la posibilidad de compartir consejerías, o de legislatura.

Una vez que fructifique la aproximación entre ambas fuerzas, Vox será invitado a sumarse. Hasta ahora Casado mantenía a la formación de ultraderecha como una fuerza primordial para alcanzar el Gobierno andaluz. Sin sus doce diputados resulta imposible que Moreno sustituya a Susana Díaz. Si no da ese respaldo, el número uno del PP considera que el partido revelación de las elecciones andaluzas tendría "mucho que explicar", porque ese rechazo podría obligar a una repetición de las elecciones.

El líder de Vox aseguraba días atrás que su partido no quiere "ni cargos ni cargas", posición por la que el PP habría decidido apartarlo de las conversaciones en un primer momento. Pero pesan también los recelos que genera en Ciudadanos el posible acuerdo con la ultraderecha y que llevaron a su candidato a la alcaldía de Barcelona, el exministro francés Manuel Valls, a cerrar la puerta a cualquier posible apoyo de Vox.

Casado jugaba ayer a poner etiquetas para suavizar las posibles resistencias a esa alianza y asegura que el partido de Abascal es "más Trump que Le Pen". En su búsqueda del entendimiento con Cs, hasta el domingo la peor amenaza para el PP por la posibilidad de verse sobrepasado por la formación naranja, Casado ofrece sugerencias para la reordenación del espacio político en disputa. "Si yo fuera Ciudadanos ocuparía el espacio del centroizquierda", hay que "ser generosos" y no tratar de invadir uno el electorado del otro, afirma.