Albert Rivera hizo ayer caso omiso de la advertencia que le lanzó el candidato a la Alcaldía de Barcelona al que Cs apoya, Manuel Valls. Para el ex primer ministro francés, "no puede haber ningún pacto con Vox" en Andalucía. "Cualquier coalición es legítima, salvo con fuerzas que vulneran la Constitución", añade. Pero el líder de Cs discrepa del político galo: "Sería una irresponsabilidad ponerse a descartar todos los escenarios" posibles de pacto. No obstante lo cual, hay que "priorizar" la negociación con el PP.

Cs y el PP continúan enrocados en sus posturas de la noche electoral: Juan Manuel Moreno (PP) y Juan Marín (Cs) se proponen para la investidura y cada uno exige que el partido del otro le respalde. Y los populares, incluso con amenazas: la portavoz en el Congreso, Dolors Montserrat, reclamó el voto de los diputados de Cs a Moreno, o habrá nuevas elecciones. El propio Moreno no ve "sensato" que Cs, con cinco diputados menos que el PP, pida para sí la investidura.

Pero Rivera lo tiene claro: para "ejecutar el cambio que han votado los andaluces", el liderazgo del proceso debe recaer en un partido "limpio y sin causas pendientes de corrupción", lo que, en su opinión, descarta al PP.

El "número dos" de Cs, José Manuel Villegas, se puso ayer mismo en contacto con el PP para fijar fecha y empezar a negociar, siendo la primera condición para que esas conversaciones prosperen que el nuevo presidente de la Junta sea Marín, porque, a diferencia del PSOE-A y el PP, Cs creció en las elecciones.

Investidura

Así las cosas, demandó a los socialistas que permitan una investidura con el respaldo de 47 escaños (26 del PP y 21 de Cs): "Si el PSOE tiene responsabilidad y sentido de Estado debería permitirlo. No digo que lo aplauda ni que lo comparta ni que le guste, sino que lo permita".

De su lado, el líder del partido ultra, Santiago Abascal, puso negro sobre blanco sus exigencias para, sin entrar en el Gobierno, porque Vox no quiere "cargas ni cargos", conseguir que se produzca un cambio que acabe con 36 años de "régimen socialista". Entre otras demandas, como devolver competencias y derogar las leyes de género y de la Memoria Histórica, cerrar Canal Sur, idea que el PP aceptó estudiar.