El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy niega que estuviera al corriente de los tratos de su "segunda" en el partido, María Dolores de Cospedal, con el comisario Villarejo. Pablo Casado, el nuevo líder popular, se desmarcó ayer de Cospedal y considera inadmisibles sus gestiones.

Rajoy trasladó a antiguos colaboradores y personas de su entorno su sorpresa por las grabaciones de las conversaciones de María Dolores de Cospedal y de su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, con el excomisario José Manuel Villarejo. En esos audios se afirma que el expresidente era conocedor de los trabajados "puntuales" que se pudieron encargar al expolicía poco después de estallar la trama Gürtel. Varias fuentes próximas al exjefe del Ejecutivo, citadas ayer por Europa Press, rechazan que Rajoy estuviera al tanto de esos encargos porque no autorizaría investigar a compañeros de partido como Javier Arenas, con el que tiene una estrecha relación de amistad. Las mismas fuentes aseguran que Rajoy mostró su asombro ante el hecho de que el esposo de la exministra hablase en nombre del PP en sus charlas con Villarejo.

Pablo Casado mostró su rechazo a las gestiones de Cospedal con Villarejo "por muy compleja" que fuera la situación del partido en 2009, según fuentes de la dirección popular citadas por Efe. En una intervención ante los senadores del PP, Casado advirtió ayer que "en este partido no se tolera la corrupción y tampoco se toleran prácticas que no sean ejemplares aunque no conlleven ningún tipo de delito relacionado con la corrupción". Hace notar que del contenido de las conversaciones de Cospedal no se deduce que haya "delito" alguno, y en el caso de que lo hubiera, habría prescrito.

El líder del PP celebró el retorno al grupo de la senadora Pilar Barreiro tras el archivo judicial de sus posibles vínculos con la trama Púnica.