La justicia belga rechazó ayer extraditar al rapero Josep Miquel Arenas, conocido como Valtònyc, ante una falta de equivalencia en Bélgica de los delitos por los que el músico está condenado en España a tres años y medio de cárcel: enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y amenazas.

Al no haber doble incriminación, que es requisito indispensable para la entrega, Valtònyc puede quedarse a vivir en Bélgica y tendrá que esperar a que su caso prescriba, dentro de cinco años, o a que se revise en España, en caso de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, al que sus abogados llevarán la sentencia española, opte por respaldar su defensa.

Paul Bekaert, uno de los abogados de Carles Puigdemont, explicó que el derecho belga no prevé penas por apología del terrorismo ni por insultos a la Corona, y las amenazas "están penadas si lo son por escrito, pero no verbales", por lo que "no existe doble incriminación en ningún caso".

En declaraciones a "Efe", Valtònyc no dio por cerrado el caso y consideró que puede "ir para largo", dado que aún puede elevarse a dos instancias judiciales (la corte de apelación de Gante y el Tribunal Supremo en Bruselas).

La Fiscalía belga anunció que apelará el fallo en primera instancia y dispone de quince días para presentar sus alegaciones.

"Bélgica no puede convertirse en un santuario para los huidos de la Justicia española", lamentó el portavoz del PP en la Eurocámara, Esteban González Pons. Pero el presidente catalán, Joaquim Torra, celebró el fallo. "Ya no tenemos miedo, no nos dan miedo las amenazas" del Estado, porque "sabemos adónde hemos de ir a buscar la justicia", afirmó.