El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este lunes que propondrá una reforma de la Constitución para eliminar aforamientos, una medida que pretende que pueda estar aprobada en el plazo de sesenta días desde que se inicie su tramitación en el Congreso.

Sánchez ha hecho este anuncio en el acto organizado en la Casa de América con el lema 'Avanzamos' con motivo de los primeros cien días de su Gobierno y al que han asistido todos los ministros excepto, por cuestiones de agenda, la titular de Defensa, Margarita Robles, y la de Transición Energética, Teresa Ribera.

También han estado presentes numerosos empresarios, representantes del mundo de la cultura y el espectáculo, y parlamentarios y diversos miembros de la dirección socialista.

El jefe del Ejecutivo ha insistido en su idea de que su llegada al Gobierno ha supuesto un "cambio de época", en el que la sociedad demanda ejemplaridad e igualdad entre ciudadanos y sus representantes y, por tanto, no entiende medidas que pudieron tener sentido en el pasado, pero hoy han perdido toda razón de ser.

Ha sido en ese contexto cuando ha anunciado que propondrá al Congreso una reforma de la Constitución para acabar con los aforamientos, una modificación ante la que ha dicho que, si todo el mundo actúa con "altura de miras", entrará en vigor en sólo 60 días desde que se inicie su tramitación en el Parlamento.

Fuentes del Gobierno han precisado que la intención es que la eliminación del aforamiento afecte sólo a los diputados, senadores y miembros del Ejecutivo ante casos en los que se vean inmersos y que no tengan nada que ver con el ejercicio de su cargo.

Además, la propuesta de la reforma constitucional estará ya sobre la mesa del Consejo de Ministros en su reunión del próximo viernes.

Para Sánchez, esta decisión puede contribuir a que los ciudadanos puedan volver a creer en la política, un reto que cree común para todos los partidos.

Sánchez ha explicado que, cuando asumió la Presidencia del Gobierno, entendió que debía dar "un paso al frente" y comprometerse con la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción tras "siete años donde la política se vinculó en exceso" con ella.

Un Gobierno "transformador"

Asimismo, ha resaltado la necesidad de un Gobierno "transformador" frente a la "parálisis" del presidido por Mariano Rajoy para afrontar una agenda del cambio.

Sánchez apela a la sociedad civil para "ganar una década perdida"

Sánchez apela a la sociedad civil para "ganar una década perdida"

Sánchez apela a la sociedad civil para avanzar./ Agencia ATLAS - EFE

Un cambio cuyo horizonte ha fijado en 2030, porque cree que España tiene por delante "una década que ganar frente a la década perdida".

Y frente a la idea expresada en su día por Rajoy de que no tomar una decisión ya es decidir algo, Sánchez, sin citar explícitamente al expresidente del Gobierno, ha considerado que "en política, no tomar decisiones es la peor de las decisiones porque la parálisis conduce inevitablemente al retroceso".

"No hacer, posponer, aplazar, ese es el legado de un tiempo en el que nada avanzó excepto la corrupción, la desigualdad y la confrontación territorial", ha recalcado.

Para el presidente del Gobierno, el mensaje del triunfo de la moción de censura es que "España es reformable desde sus instituciones y siempre dentro del marco constitucional".

La medida necesita el apoyo del PP

El PP, con su mayoría absoluta en el Senado, tiene capacidad para bloquear esta reforma exprés de la Constitución.

El cambio debe seguir el procedimiento establecido en el artículo 167 de la Constitución, que establece la necesidad de que el proyecto de reforma cuente con el apoyo de tres quintos en cada una de las Cámaras. Ello supone sumar 210 votos en el Congreso, donde el PP no tendría minoría de bloqueo.

Y si no hubiera acuerdo entre ellas, se crearía una comisión mixta de igual número de diputados y senadores que tendría que proponer otro texto de reforma y someterlo a votación en el Congreso y en el Senado.

En caso de que tampoco así se llegase a un pacto, el Congreso podría aprobar la reforma por una mayoría de dos tercios, siempre y cuanto antes tuviese el respaldo de la mayoría absoluta del Senado.

Este procedimiento otorga al PP la capacidad de bloquear la reforma que plantea Sánchez, pero a costa de retratarse como el partido que está a favor de mantener el aforamiento de los políticos, percibido por la ciudadanía como una suerte de privilegio, según apuntan en el entorno del presidente.