Las víctimas de los atentados yihadistas en Cataluña desplazaron las tensiones políticas previas y ayer recibieron en Barcelona un homenaje unánime, sobrio y emotivo, sin ninguna intervención oficial. La presencia del Rey en la capital catalana encontró una contestación mínima, a diferencia de lo ocurrido en la gran manifestación que siguió a los ataques de hace un año.

El homenaje tuvo dos escenarios, la plaza de Cataluña y Las Ramblas, que ayer quedaron de nuevo cubiertas de flores cerca de donde Younes Abouyaaqoub detuvo la furgoneta con la que arrolló a más de 130 personas, catorce de las cuales fallecieron.

La plaza de Cataluña fue desde primera hora de la mañana un recinto blindado por los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona. Los Reyes y el resto de las autoridades estuvieron en segunda fila, con las víctimas y 150 de sus familiares procedentes de 12 países en primer plano, en un acto sin apenas presencia de símbolos políticos, más allá de algunas banderas españolas. Los tímidos gritos de "viva el Rey" con que Felipe VI fue saludado a su llegada contrastaron con una gran pancarta en inglés contra la presencia del monarca, que los mossos rechazaron retirar por considerar que esa decisión correspondía a la autoridad local.

El protagonismo del homenaje fue para las víctimas y sus familiares, a las que los Reyes, arropados por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el resto de autoridades, saludaron una a una al terminar el acto.

La ceremonia comenzó con "El cant dels ocells" (El canto de los pájaros), un ya clásico himno de paz ante las tragedias compuesto por Pau Casals, que interpretaron quince alumnos de violoncelo de escuelas municipales de Barcelona. Vino después la lectura de un fragmento de un poema de John Donne, "Devociones sobre situaciones inesperadas", a cargo de ocho jóvenes de distintas religiones en las ocho lenguas de las víctimas del ataque del que ayer se cumplía un año. Además, cincuenta alumnos de las escuelas municipales de música y el conservatorio municipal interpretaron "Imagine", de John Lennon, "Somewhere over the raimbow", de "El Mago de Oz", "Hallelujah", de Leonard Cohen, y "Qualsevol nit pot sortir el sol", de Jaume Sisa.

El otro centro del homenaje a las víctimas fue el mosaico de Joan Miró en Las Ramblas, donde de nuevo se acumulan montones de flores como ya ocurriera en los días posteriores al ataque yihadista. Los floristas del paseo barcelonés dieron ayer buena salida al género con los numerosos clientes que deseaban realizar su particular homenaje a las víctimas del atentado. Primero fueron los familiares y las autoridades quienes realizaron la ofrenda floral, mientras que en las horas posteriores lo hicieron miles de personas, que acompañaron las flores con peluches, escritos en memoria de los fallecidos o velas encendidas. Fue un desfile continuo en una mañana soleada, que se interrumpió a las dos de la tarde con un fuerte aguacero con aparato eléctrico que vació Las Ramblas

La voluntad de partidos e instituciones de no restar protagonismo a quienes sufrieron de forma directa los atentados se mantuvo durante toda la jornada aunque con excepciones.

"El rey español no es bien recibido en los países catalanes", rezaba en inglés la pancarta de la plaza de Cataluña que, junto a otra en Las Ramblas, fue uno de los elementos en el tira y afloja con el que el independentismo quiso dejar su impronta en la jornada sin recibir el reproche de desplazar a los destinatarios del reconocimiento. El presidente de Generalitat, Joaquim Torra, se aplicó de forma notoria en el juego. Después de rechazar semanas atrás la presencia del monarca en el homenaje, ayer el jefe del Govern saludó a Felipe VI y le presentó a Laura Masvidal, quien acudió al homenaje en representación de su marido Joaquim Forn, consejero de Interior cuando se produjeron los ataques y ahora en prisión tras ser procesado por rebelión y malversación. "No soy yo quien debería estar aquí", dijo Masvidal al Rey, según relataron después fuentes de la Generalitat a algunos medios.

Torra, lejos del Rey

Tras el acto, Torra reiteró en declaraciones a una emisora de radio su rechazo a estar cerca del monarca, defendió la pancarta contra Felipe VI como un ejercicio de libertad de expresión y manifestó su satisfacción por un homenaje realizado "a la catalana manera, sin buscar fotos".

Pablo Casado, líder del PP, acusó al independentismo de "intentar aprovechar el homenaje a las víctimas del terrorismo para hacer un uso torticero de un proceso secesionista". Casado protagonizó uno de los incidentes de la jornada al recibir los abucheos de decenas de personas, lo que obligó a los mossos a proteger a su grupo. Alguno de los que encabezaban la protesta contra el presidente de los populares se encararon con personas que llevaban banderas y gorros de España.

El independentismo tenía preparado un propio y exclusivo escenario para conmemorar el aniversario de los atentados. Convocadas por las entidades independentistas Òmnium y ANC, más de un millar de personas se reunieron en la tarde de ayer, bajo una incesante lluvia, ante la cárcel de Lledoners para homenajear al exconseller Forn, quien, a los pocos meses de llegar al cargo, tuvo un especial protagonismo en los días que siguieron a los ataques, durante la larga persecución del Abouyaaqoub y las investigación sobre los preparativos de los atentados que provocaron la voladura del chalet de Alcanar. El rostro de Forn se hizo habitual en aquellas fechas junto al del mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, quien ahora tiene abierta una causa por sedición y pidió que su figura quedara al margen de los actos de aniversario proyectados por el independentismo.

El expresidente catalán Carles Puigdemont considera "indecente"que, un año después de los atentados, los partidos políticos hayan impedido constituir una comisión de investigación en el Congreso para aclarar los vínculos entre el CNI y el imán de Ripoll, el promotor de la célula yihadista cuyos miembros protagonizaron los ataques.

En una entrevista radiofónica poco antes del comienzo de los actos de aniversario, Puigdemont afirmó que la sociedad tiene derecho a saber la relación del imán con los servicios secretos y a conocer "por qué esa información vital se ocultó a la policía catalana". Para el expresidente de la Generalitat, los Mossos "tendrían que haber tenido esa información, y no por razones políticas o ideológicas, sino por eficacia policial y por el derecho a la seguridad, porque si la policía no tiene las herramientas adecuadas no se puede prestar servicio".