Los abogados de Carles Puigdemont Jaume Alonso Cuevillas y Gonzalo Boye defendieron ayer el derecho del juez del Supremo Pablo Llarena a cenar donde quiera y con quien quiera, y censuraron que fuera increpado el pasado sábado por un grupo de independentistas al salir de un restaurante de Mont-ras, en Gerona, al grito de "las calles siempre serán nuestras" .

El ministro de Exteriores, Josep Borrell, también condenó el escrache al juez del Supremo. "Una sociedad democrática no puede quedarse indiferente" ante este tipo de actos, "hoy es Llarena, mañana puedo ser yo", advirtió.

Para Borrell, "esos gritos de 'la calle es nuestra' traen recuerdos de otra época" y ante este tipo de actitudes "una sociedad democrática no puede quedarse indiferente; la calle es de todos".