Cisma sin precedentes en el bloque soberanista catalán. Y a propósito, como era de esperar, de Puigdemont. En concreto, a cuenta de que el expresident, residente en Alemania a la espera de que el juez Llarena decida si acepta su entrega por el delito de malversación -que no por el de rebelión-, reciba un trato diferente al de los otros cinco diputados que el juez del Supremo ha decidido que tienen que ser suspendidos de sus funciones por estar en prisión y haber sido procesados en firme.

Tras el desacuerdo en la Mesa del Parlament sobre cómo aplicar lo decretado por Llarena, con desacuerdos no ya entre ERC y Junts per Catalunya (JxC), sino en el seno del propio grupo de Puigdemont, el presidente de la Cámara, Roger Torrent, decidió disolver el pleno de hoy y que ya había arrancado.

Molestos con la decisión de Torrent (ERC) y su advertencia de que no convocará más plenarios hasta que haya acuerdo en la Mesa sobre cómo aplicar la suspensión sin alterar las mayorías existentes, tres diputados de JxC acusaron a ERC de no respetar un supuesto pacto que dejaba a Puigdemont fuera de la sustitución temporal y la delegación de voto en otro parlamentario (solución aportada por los letrados del Parlament para "acatar" lo decidido por el juez), lo que llevó a los republicanos a acusar en reciprocidad a los neoconvergentes de mentir y a declarar "rota" la confianza en ellos, aunque haciendo votos por que el choque frontal de ayer no afecte al Govern que comparten.

Desavenencias, y fuertes, las hubo siempre entre ambos grupos, pero lo que ayer llamaba la atención era la gravedad de los cargos. Tras acusar al propio Torrent de incumplir el acuerdo ("verbal", precisaron), los diputados Eduard Pujol, Gemma Geis y Albert Batet advirtieron a sus socios de Govern que el trato diferenciado para Puigdemont es línea, no roja, sino "rojísima", ya que el objetivo de la legislatura, para JxC, no es otra que la restitución del expresident.

Pujol acabó de poner de uñas a los republicanos al retarles a elegir entre defender "la dignidad de los diputados" y "blanquear al Partido Socialista del 155". Minutos después, el presidente del Grupo de ERC, Sergi Sabrià, salió en tromba y, con un cabreo bien visible, arremetió contra Batet y Pujol por "mentir de manera descarada". Sabrià hurgó en la herida al vincular los desacuerdos en la Mesa y las acusaciones posteriores con las batallas internas tanto en JxC como en el PDeCAT, y acusó a los diputados de Puigdemont de querer "tapar sus discrepancias internas" abriendo ahora un conflicto con ERC.