Con su franqueza habitual, el exministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, reconoció ayer que el congreso extraordinario que el partido celebrará en julio "estaba planteado para que hubiese una sucesión ordenada en muy poco tiempo, donde Feijóo sustituía a Rajoy". Con ese recambio "seguíamos funcionando igual", afirma el ahora aspirante al liderazgo del partido, pero con la renuncia del presidente de la Xunta a concurrir "todo eso ha saltado por los aires y ahora hay que atender a un partido que exige un cambio de modos".

García-Margallo aseguró que tiene cerca de 500 avales, de todas las partes de España, aunque sobre todo de su tierra, Alicante, y que cuenta también con el apoyo de algunos exministros, sin especificar quiénes. Dijo que lo tienen que decir ellos "si quieren", pero aclaró que cuenta con un grupo de amigos en este ámbito "relativamente numeroso, bastante inteligente y muy reformista".

También ha considerado "lógico" que varios exministros hayan expresado ya su apoyo públicamente, como Íñigo de la Serna por Soraya Sáenz de Santamaría, algo que le parece "legítimo" si conoce su programa y cree que es el bueno para España.

El exministro dedicará buena parte de la campaña a desgastar a Soraya Sáenz de Santamaría, de quien afirma que "si tiene un programa, es un incunable porque nadie lo conoce". García-Margallo es el candidato de mayor edad, 74 años, mientras que Pablo Casado, palentino de 1981, es el aspirante más joven de los siete que pugnan por encabezar el PP.

Casado quiere hacer de su juventud un valor frente a los demás competidores aunque asume que la investigación en torno a sus título universitarios es un lastres que amenaza sus aspiraciones. "Las casualidades en la vida no existen", afirmó sobre la investigación judicial sobre su máster, algo en lo que el vicesecretario aprecia "juego sucio".