El PPdeG se siente fuerte, capaz de encarar la eventual marcha de Alberto Núñez Feijóo a Madrid sin ser penalizado en las urnas. Aunque saben que buscar relevo al que ha sido su jefe de filas durante los últimos doce años no será fácil, creen que tienen margen de maniobra porque la oposicion ofrece un panaroma muy desdibujado. "No tenemos competencia", apunta un dirigente.

En Marea se supone que es la segunda fuerza de la Cámara autonómica, pero parece estar en proceso de descomposición desde los comicios autonómicos de septiembre de 2016. Las fuerzas que integran el grupo parlamentario de En Marea ni siquieran irán juntas en todos los concellos en las próximas elecciones municipales. Podemos y Esquerda Unida dan por muerto el proyecto de En Marea a nivel autonómico.

Su líder, Luis Villares, ha salido muy tocado la crisis del caso Paula Quinteiro. Apostó por su dimisión, y pese a forzar una consulta a las bases, que se decantaron de su lado, no ha logrado la renuncia de la militante de Podemos, que tiene el apoyo de la mayoría de los diputados de En Marea.

Gonzalo Caballero lleva seis meses al frente del PSdeG. La debilidad de En Marea es una oportunidad para que el PSOE gallego recupere espacio. También juega a su favor la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno de España. Si el nuevo presidente sale airoso, el viento soplará a favor del PSdeG, pero de cara a las elecciones municipales urge ponerse las pilas ya.

Los socialistas gallegos tienen problemas para elegir candidatos con peso y fuerza en las grandes ciudades, con la excepción de Vigo y Lugo, donde gobiernan.

La tercera pata de la oposición en Galicia es el BNG, la fuerza nacionalista aspira a regresar en las elecciones municipales a las corporaciones de Vigo y Ourense.