El independentismo catalán acoge con ligeras diferencias la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. Mientras el presidente de la Generalitat, Quim Torra, insiste en que su objetivo es "hacer posible lo que los ciudadanos votaron el 1 de octubre, un estado independiente en forma de república", su vicepresidente, Pere Aragonés, de ERC, pide al nuevo jefe de Gobierno que "emita señales, si quiere resolver el conflicto" abierto en Cataluña.

Quim Torra presenció el acto popular de la Patum de Lluïment, de Berga, después de asistir al oficio de Corpus en la iglesia de Santa Eulàlia y de visitar el ayuntamiento acompañado de la alcaldesa, Montse Venturós, de la CUP. En el ayuntamiento de Berga, el presidente de la Generalitat firmó en el Libro de Honor y dejó constancia de su compromiso: "Trabajar para hacer posible lo que los ciudadanos votaron el 1 de octubre, un Estado independiente en forma de república".

El nuevo vicepresidente del Govern y conseller de Economía, Pere Aragonès, avisaba que "batallaremos para que se levante toda la intervención al completo, también la de 2015". El control de las cuentas de la Generalitat por el Gobierno central persiste pese a la supresión de la intervención con la cobertura del artículo 155 de la Constitución. El PP había anunciado ya su intención de mantener esa exigencia periódica de informes sobre los movimientos económicos de la administración catalana y Mariano Rajoy preguntó a Sánchez, sin obtener respuesta, sobre sus intenciones al respecto durante el debate de la moción de censura.

En una entrevista que ayer publicaba "El Periódico de Cataluña", Aragonés marca la supresión de esos controles como una de sus prioridades. El vicepresidente considera que el nuevo presidente del Gobierno "tiene muchas oportunidades para emitir señales de que quiere resolver este conflicto políticamente. Y cualquier señal será tenida en cuenta". En su opinión, el líder del PSOE_"tiene la oportunidad de abrir una nueva etapa, pero se precisa sentido de Estado". Aragonès no se muestra "especialmente esperanzado" con los pasos que pueda dar el nuevo presidente y, en contra de las intenciones manifestadas por Sánchez, avisa que no se puede poner el ordenamiento jurídico "como techo del debate político", porque "si este es el plan, tendremos un conflicto crónico". "No queremos ni podemos hacer ver que estos años de 'procés' no han pasado. Pensar que se puede coger la máquina del tiempo e ir 12 años atrás no servirá para nada, no será una buena solución", afirma el vicepresidente catalán.