El Gobierno de la Generalitat se reactivó ayer, 218 días después del cese del ejecutivo de Carles Puigdemont en aplicación del artículo 155 de la Constitución, con una apelación del presidente catalán, Quim Torra, al nuevo jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, a negociar y asumir "riesgos".

El acto de toma de posesión del Govern, en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, no solo srivió para solemnizar el punto y final del 155 sino también para homenajear a los "presos y exiliados" soberanistas y reivindicar su legado, incluido el "mandato republicano" tras el 1-O, destacó Torra.

Con aplausos y gritos de "libertad" los asistentes al acto recibieron a los familiares de los soberanistas que se encuentran en prisión preventiva o en el extranjero -entre ellos, Marcela Topor, esposa del expresident Carles Puigdemont-, después de que accedieran al salón Torra junto al presidente del Parlament, Roger Torrent.

Familiares de Jordi Turull y Josep Rull -en la cárcel de Estremera (Madrid)- y de Antoni Comín y Lluís Puig -huidos a Bélgica- leyeron unas cartas en las que los exconsellers quisieron formalizar su renuncia a ser restituidos por ahora, para facilitar así la puesta en marcha del nuevo Govern.

A continuación, junto a una mesa en la que destacaba una figura de plata de Sant Jordi, los 13 consellers respondieron con un "sí, lo prometo" a la pregunta de Torra: "¿Promete cumplir fielmente de acuerdo con la ley las obligaciones del cargo que asumís al servicio de Cataluña y con lealtad al presidente de la Generalitat?".

Luego tomó la palabra el propio Torra, que expresó su compromiso de "avanzar de acuerdo con el referéndum del 1-O" para constituir "un Estado independiente en forma de república", un "mandato" que considera "refrendado" en las urnas el pasado 21-D.

Dirigiéndose al presidente socialista, afirmó: "Presidente Pedro Sánchez, hablemos, tomemos riesgos ustedes y nosotros, sentémonos a la misma mesa y negociemos de gobierno a gobierno. Esta situación que vivimos no puede alargarse ni un día más".

A la ceremonia asistieron, entre otros, los expresidentes Artur Mas, José Montilla y Pasqual Maragall; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; los exconsellers del anterior Govern Carles Mundó y Meritxell Borràs, así como representantes de la sociedad civil y de los grupos parlamentarios catalanes, salvo Ciudadanos y el PPC.

Al finalizar el acto, y tras posar en la Galería Gótica del Palau de la Generalitat para su primera fotografía oficial, los miembros del Govern celebraron su primera reunión en la sala Tarradellas, desocupada desde el 24 de octubre, en vísperas de la proclamación unilateral de independencia y la consiguiente aplicación del 155.

Desde Berlín, el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont afirmó tras la toma de posesión del nuevo Govern, que "el camino continúa y en buenas manos", y celebró que el ejecutivo se comprometa con el "mandato popular", ya que esto es, ha dicho, "la base de la democracia". En un mensaje en Twitter afirmó: "El camino continúa, y en buenas manos. Un Govern de mujeres y hombres comprometidos con la libertad".

Puigdemont aplaudió además que el nuevo Govern se comprometa a ser "fiel al mandato popular", que es la "base de la democracia".