Pedro Sánchez tomó ayer posesión como séptimo presidente de la democracia con una escenografía distinta de la de sus antecesores. Al amparo de un cambio de protocolo introducido por la Casa del Rey en 2014, Sánchez pidió que sobre la mesa del acto estuviera únicamente la Constitución y no hubiera ni la Biblia ni el crucifijo habituales. No fue la única novedad. El ya nuevo presidente pisó la Moncloa a continuación de prometer el cargo, apenas veinticuatro después de que prosperara la moción de censura contra Mariano Rajoy. Es el relevo en la Presidencia más rápido al no estar sujeto a los plazos marcados tras un proceso electoral. Casi en paralelo a la de Pedro Sánchez, en Barcelona tomaban posesión los consejeros del Govern de Quim Torra, un acto institucional pero con marcado carácter reivindicativo con el que se levanta la intervención de la Generalitat por el Gobierno central con la cobertura del artículo 155 de la Constitución.

Poco después de la proclamación de Felipe VI, en julio de 2014, la Casa del Rey modificó el protocolo de las tomas de posesión que se realizan en el palacio de la Zarzuela para abrir la posibilidad de prescindir de símbolos confesionales si así lo desean quienes van a jurar o prometer sus cargos. El líder del PSOE optó por una mesa sobre la que estuviera únicamente la Carta Magna, abierta por el artículo 62, el que define la atribuciones del Rey.

A la ceremonia de promesa de Sánchez asistieron las principales autoridades y el presidente saliente, Mariano Rajoy. La única presencia femenina fue la de la presidenta del Congreso, Ana Pastor.

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Con Pedro Sánchez llega a la Moncloa la generación de los 70. Será el primer presidente que habla dos lenguas extranjeras, inglés y francés. El ya jefe de un Ejecutivo cuya composición todavía es una incógnita visitó el complejo presidencial solo media hora después de tomar posesión ante Felipe VI. Llegó acompañado por su jefe de gabinete, Juan Manuel Serrano, una de las primeras personas que, junto con su directora de Comunicación, Maritcha Ruiz Mateos, lo convenció para seguir adelante tras su dimisión como secretario general y su renuncia al escaño en 2016.

En la Moncloa, Sánchez fue recibido por la secretaria general de la Presidencia del Gobierno, María Rosario Pablos. También le esperaban la directora adjunta del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Cristina Isasi, y varios funcionarios. Con todos ellos, el nuevo presidente recorrió las dependencias en las que a partir de ahora se desarrollará su actividad cotidiana. Sánchez pisó por primera vez el que será su despacho oficial, el edificio del Consejo de Ministros y el que alberga la portavocía del Ejecutivo.

El nuevo inquilino de la Moncloa llega con el relevo más rápido de la democracia. El expresidente y su familia no pernoctaron en la noche del viernes en la que fue su residencia durante seis años largos. En una mudanza rápida, que completarán la próxima semana, Rajoy y los suyos ya durmieron en un dúplex adosado de 280 metros cuadrados en Aravaca que será desde ahora su residencia.

El relevo llega también para los equipos que operaban en torno a los departamentos ministeriales. Más de 400 cargos de confianza y asesores comenzaron a desalojar ya el viernes sus despachos en el complejo presidencial. En conjunto, el cambio de Gobierno afectará a unos 1.300 cargos, según algunas estimaciones.

La composición del nuevo Ejecutivo no se conocerá hasta esta semana entrante, según el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. Como primer paso, Sánchez ultima el organigrama del Gobierno, que quiere tener cerrado en breve. Ese será el primer decreto que firme el nuevo presidente y aparecería publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) mañana o pasado, a más tardar, si se cumplen sus previsiones. En paralelo, irá definiendo los nombres de su futuro Ejecutivo.

Refuerzo de escoltas

Mientras dura la transición entre el Ejecutivo saliente y el entrante, la Policía Nacional se ha visto obligada a reforzar las escoltas. Ante la duplicidad de ministros y altos cargos que ha generado el relevo de Rajoy a Sánchez, una treintena de agentes de nueve jefaturas están siendo desplazados a Madrid con urgencia para cubrir los servicios de escolta.

Mientras, prosiguen los ecos de la batalla política sustanciada en la moción de censura. El secretario general del grupo parlamentario popular, José Antonio Bermúdez de Castro, criticó ayer que Sánchez llegue a la Moncloa con el respaldo de "golpistas, independentistas y proetarras" y que "no ha respetado la voluntad de los españoles". El presidente de la dirección del PNV, Andoni Ortuzar, apuesta por que el nuevo Gobierno apure la legislatura y que las elecciones generales se celebren "en 2020 o a finales de 2019".