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El PNV hará hoy presidente a Pedro Sánchez

El candidato propone a ERC y el PDeCAT "encontrarse en el Estatut" -Rivera lamenta que Rajoy no dimita y Cospedal garantiza que no lo hará -Iglesias reta al Partido Socialista a "ganar juntos"

Rajoy deja el hemiciclo al finalizar la sesión de la mañana. // Efe

El PNV se lo dio y el PNV se lo quitó. Le aprobó los Presupuestos de este año y también los del pasado, pero ayer precipitó su caída. Cuando Aitor Esteban, portavoz de los nacionalistas vascos, fijó por la tarde, por fin, la posición de su partido, Mariano Rajoy estaba ausente del Hemiciclo. Pero no va a dimitir, se apresuró a decir la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, y hoy, cuando se vote la moción de censura que el viernes le plantó el PSOE, con Pedro Sánchez de candidato, estará en su escaño para apretar el botón del "no".

De manera que habrá un "no" menos de los previstos, pero no será el de Rajoy, sino el de la diputada de Coalición Canaria (CC), Ana Oramas, que se abstendrá pese al voto de rechazo a la moción que su partido había decidido: 134 del PP, 32 de Cs, 2 de UPN y uno de Foro: 169.

Los "síes" serán 180: los que reúne la amalgama de grupos que Rajoy denomina desdeñosamente "el Gobierno Frankenstein", por más que Sánchez haya dicho y repetido -para frustración de Pablo Iglesias- que será monocolor: 84 del PSOE, 67 de Unidos Podemos, 9 de ERC, 8 del PDeCAT, 5 del PNV, 4 de Compromís, 2 de Bildu y 1 de NC.

Nacionalistas vascos

Pero los decisivos, los que estuvieron en disputa hasta el último momento, eran los de los nacionalistas vascos. Y éstos, anunció Esteban, votarán "sí" a Sánchez por "responsabilidad, oportunidad y ética política", pero también porque su "no" no traería más estabilidad. "No abuse de la prerrogativa que le estamos dando", le aconsejó el portavoz del PNV al candidato. Y Sánchez, para agradecer la confianza, prometió hacer de los peneuvistas un "socio preferente para eventuales cambios legislativos".

Desvelada la principal incógnita, el líder del PSOE se relajó y cogió al tono de "voy a ser Presidente". Que no es el que había gastado por la mañana en el largo y tenso careo que mantuvo con Rajoy, precedido por un no menos áspero cara a cara entre el Presidente y el diputado que defendió la moción, José Luis Ábalos, quien, con la sentencia de la "Gürtel" en la mano, describió el "perfecto círculo de corrupción" del PP y pidió a la Cámara que no la "normalice".

El PNV comunicó al PP el "sí" a Sánchez antes de que Esteban interviniera y mientras lo estaba haciendo el portavoz del PDeCAT, Carles Campuzano.

El diputado catalán reconoció que es "escéptico" sobre que el PP y el PSOE "no sean lo mismo", pero juzgó la censura a Rajoy "sobradamente justificada". Su homólogo de ERC, Joan Tardà, invitó a Sánchez "a no quedarse en la palabra diálogo: dele contenido". Pero el candidato -que en su duelo con Rajoy había anunciado que reabrirá el diálogo con Torra- no quiso ir más allá, y para que Cs y el PP no se le echen encima a las primeras de cambio, propuso a los secesionistas "encontrarse en el Estatut y, a partir de ahí, construir".

Aliado clave

El otro aliado clave para Sánchez, Unidos Podemos, sigue siendo ambicioso. Pablo Iglesias propuso al secretario general del PSOE "ganar juntos las próximas elecciones generales". Pero, de mano, el líder de Podemos cree que Sánchez debería tener "más dignidad" y no pasarle a Rajoy "más burlas" sobre su intención de gobernar con sólo 84 diputados. Para evitarlo le reiteró su oferta: que Podemos entre en el Gobierno, para así contar con una mayoría de 156 diputados.

Su antípoda política, el líder de Cs, Albert Rivera, lamentó que Rajoy no aprovechara ayer su "última oportunidad" para dimitir y buscar una salida "digna, pactada y en las urnas". Y como quiera que Rivera centró su intervención en Cataluña, el candidato le acusó de "vivir a costa de la confrontación territorial". Lo mismo de lo que ya había acusado a Rajoy por la mañana.

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