Los democristianos, uno de los grupos fundadores de UCD junto con los socialdemócratas y los liberales, dan síntomas de inquietud y quieren que su voz vuelva a ser escuchada tras años de ostracismo desde que el presidente Adolfo Suárez los dejó en la estacada de la Transición. Algo se mueve dentro de este grupo donde se perfila una enconada campaña para elegir al presidente de los propagandistas católicos, de quienes depende la poderosa Universidad San Pablo-CEU de Madrid.

José Manuel Otero Novas, exministro de Suárez y abogado del Estado, encabeza un ambicioso proyecto de renovación y recuperación del tiempo perdido que competirá de momento con otros nueve candidatos. El plazo para presentarse a estas elecciones aún no ha terminado.

La Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) toma impulso para levantar el vuelo en la vida pública española tras un largo paréntesis de silencio en el ruedo político. Alfonso Osorio (Santander, 1923), vicepresidente del Gobierno con Adolfo Suárez y uno de sus miembros históricos más destacados, llegó a quejarse amargamente en público no hace mucho del veto recibido del cardenal Vicente Enrique y Tarancón para crear un partido democristiano en la Transición. Uno de los candidatos a las elecciones a presidente de la ACdP, que se celebrarán el 23 de junio, es el vigués José Manuel Otero Novas, ministro también con Suárez, empeñado en relanzar el movimiento democristiano con un programa revolucionario en el que destaca, con inequívoca intención, el papel de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), de inspiración cristiana, que llegó a convertirse en un año en el primer partido político del país en la II República aunque ya fuera tarde para evitar que "media España elaborara una Constitución contra otra media", según se puede leer en el citado programa.

La irrupción en la campaña de Otero, actual director del Aula Política de la Fundación San Pablo- CEU, está provocando un seísmo dentro de la institución porque, además de reclamar un mayor protagonismo público para los democristianos que supere la etapa del actual presidente Carlos Romero, pretende poner coto al riesgo de que se cree un sindicato de funcionarios con derechos adquiridos en la gestión de la institución en vez de apostar por una renovación democrática de los cargos directivos cuyas miras deberían eludir intereses personales para volcarse en dinamizar la función social de los propagandistas. El exministro de Suárez llega incluso a limitar el sueldo del presidente, que en su opinión en ningún caso debe superar aquello que pierda por la dedicación que preste al cargo y, en su caso, afirma que se reserva el derecho a decidir si renuncia a cualquier remuneración.

El giro socialdemócrata de Suárez determinó la dimisión de Alfonso Osorio como vicepresidente del Gobierno en plena Transición. Osorio y José Manuel Otero habían tenido un destacado papel en la búsqueda de una salida democrática al franquismo con la creación del grupo Tácito, colectivo crítico en sus pronunciamientos públicos con el régimen franquista pero la Transición ha borrado del mapa político al movimiento democristiano, cuya presencia pública prácticamente ha desaparecido.

"No podemos entrar en la política partidista, pero tampoco ser neutrales", propone el combativo Otero al evocar el protagonismo divulgador democristiano de personajes como el padre Ayala o Ángel Herrera "que transformaron el franquismo por dentro", así como el éxito alcanzado en su día por diarios afines como "El Debate", "Ya'"y "Editorial Católica", todos ellos hoy fuera de circulación.

Otero impulsará, si sale elegido presidente, una plataforma dedicada en exclusiva, aunque sin ser un partido político, a aflorar una corriente de opinión entre los católicos capaz de elaborar proyectos para el futuro del país.

La asociación de propagandistas pretende "preparar soluciones para España y formar cuadros selectos para apoyarlas" con unos miembros "profundamente cristianos, responsabilizados de sus familias, celosos trabajadores en sus profesiones seculares y empleando el lenguaje de los laicos para cristianizar la vida pública", según el escrito enviado a los 300 propagandistas de toda España llamados a elegir al nuevo presidente de la asociación.

José Manuel Otero, que es partidario de reformar los estatutos de la asociación para "prevenir la posibilidad de que en un futuro la ACdP esté dominada por un sindicato de empleados, perdiendo su sentido originario", no ve un inconveniente en su edad, 78 años, para dar la batalla y cita entre otros ejemplos los de Cisneros, Petain y Adenauer que ejercieron en plenitud sus funciones de gobierno a partir de los 80 años.

De los propagandistas depende la Fundación Universitaria San Pablo-CEU en la que se integran tres universidades: la de San Pablo de Madrid, Cardenal Herrera en Valencia y Abat Oliba de Barcelona. Cuentan además con diez colegios de Primaria y Secundaria, centros de posgrado, una escuela de magisterio y dos escuelas de negocios.