El exconsejero y excandidato a la investidura Jordi Turull echó ayer en cara al juez del Supremo Pablo Llarena que le haya "convertido en un preso político". El instructor de la causa citó a Turull, a la exconsejera Dolors Bassa y a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell para comunicarles su procesamiento.

Los tres continuaron, con mayor dureza por parte de Turull, la línea de reproches al juez que abrieron el lunes Jordi Sànchez, Oriol Junqueras y Jordi Cuixart y continuaron el martes Joaquim Forn, Raúl Romeva y Josep Rull.

Todos ellos pidieron al magistrado que rectifique y revise sus decisiones, empezando por la prisión preventiva, y lanzaron, en unos u otros términos, reproches centrados en vulneración de sus derechos, falta de imparcialidad y contaminación política por parte del alto tribunal, informa "Efe".

Pero, de entre todos ellos, destacó Turull por su dureza, quizá porque Llarena le mandó a la cárcel entre la primera y la segunda sesión del debate de investidura en el que él era el candidato. Así, le exigió al juez: "Dejen de meter la justicia en la política". Y le reprochó: "Es usted quien me ha convertido en preso político".

Violencia inesperada

Antes de Turull, compareció Bassa, quien, ante el juez, afirmó: "La violencia la produjo, el 1 de octubre, la intervención de la Policía y la Guardia Civil". Una violencia, añadió, que "nadie esperaba".

Bassa le ha dado al juez argumentos para desestimar el riesgo de fuga (siempre ha comparecido cuando se le ha pedido) y la reiteración delictiva (ya no está en política).

De su lado, Forcadell se quejó de vulneraciones de sus derechos a la libertad ideológica y puso en duda que el Supremo sea el tribunal competente para este caso.

Forcadell negó que haya habido violencia en el procés y alegó que como presidenta del Parlament no pudo evitar aprobar leyes independentistas porque cumplían el reglamento de la Cámara.