El fiscal del Tribunal Supremo Javier Zaragoza subrayó ayer en la vista celebrada en el alto tribunal para estudiar los recursos de los once condenados por amañar las adjudicaciones del expositor de la Comunidad Valenciana en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) que la Gürtel es una "trama criminal que se dedicaba a saquear las arcas públicas" en esta región.

Así lo dijo el representante del Ministerio Público durante su intervención, en la que pidió que se rechacen todos los recursos presentados por las defensas y que se confirme la sentencia condenatoria dictada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) en febrero de 2107. Los líderes de la red corrupta Francisco Correa, Pablo Crespo y Álvaro Pérez "El Bigotes" están condenados a entre 12 y 13 años de prisión por estos hechos; pero también se penó a exdirigentes políticos como Milagrosa Martínez o Rafael Betoret.

Para el fiscal del alto tribunal "está perfectamente justificada la condena" porque se trata de una "trama criminal que se dedicaba a saquear las arcas públicas en la Comunidad Valenciana" y añadió que su actividad era "permanente en el tiempo" y que también se realizaba en "otras partes de la geografía española".

Zaragoza centró gran parte de su exposición en la responsabilidad de los responsables políticos y los funcionarios de la Agencia Valenciana de Turismo (AVT) en la adjudicación del montaje del estand en Fitur en las ediciones de 2005 a 2009. "Estaba perfectamente integrados en este grupo", dijo.

Según explicó, los líderes de la Gürtel no son los únicos responsables de los amaños en la contratación, ya que tenían estrechas relaciones con políticos valencianos. Sobre todo el responsable de Orange Market, Álvaro Pérez "El Bigotes" con la exconsejera de Turismo y expresidenta de las Cortes Valencianas, Milagrosa Martínez, y con su jefe de Gabinete, Rafael Betoret.

El fiscal continuó explicando que la trama tuvo una "profunda penetración" en las instituciones valencianas y que sus funcionarios hicieron "mucho más que mirar para otro lado", pues siguieron "órdenes de forma permanente y reiterada durante un espacio de cinco años".