El debate parlamentario que abrió paso a la derogación de la prisión permanente revisable fue inoportuno tanto por las circunstancias en que se desarrolló como por no esperar a que haya un resolución del Tribunal Constitucional sobre su adecuación a la Carta Magna. En ello coincidieron ayer representantes de los partidos de todo el espectro político, que lamentaron el tono en que se desarrolló la sesión del Congreso.

El portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, reconoció que en el debate "faltó serenidad" y tranquilidad. En la línea de todos los pronunciamientos del PP, instó a la oposición, pero en especial al PSOE, a que "escuche la voz de la calle".

La presidenta andaluza, la socialista Susana Díaz, aseguró ayer sentirse "todavía conmocionada, horrorizada. Ha sido de las cosas más duras y más difíciles que he vivido en todos estos años y creo que este país no se merecía el debate que presenciamos y que se debatiese de esa manera". Su compañero de partido, el presidente valenciano Ximo Puig considera que son "debates en los que hay que asumir la realidad de la sensibilidad que generan, tienen una enorme carga emocional".

La asociación Clara Campoamor, vinculada al PSOE, pide la renuncia del diputado socialista Juan Carlos Campo, encargado de defender la posición de su partido en el debate, por "arremeter contra la víctimas". Su presidenta, Blanca Estrella Ruiz,señaló que si se opone a la derogación de la prisión permanente revisable, no es por "rabia, coraje ni odio".

Desde Podemos, Pablo Iglesias se suma a quienes consideran que "el tono del debate fue terrible", algo de lo que responsabiliza al PP y al PSOE . "Hay ciertas cosas en las que procede contenerse, estar a la altura y tener seriedad y responsabilidad", afirmó el también diputado de Podemos Íñigo Errejón, para quien la sesión "se pareció más a un circo", algo que "no ayuda a nadie, ni al dolor de las víctimas, y no ayuda a construir una sociedad más segura".

Ciudadanos también circunscribe el mal tono de la sesión a los dos partidos mayoritarios. "Vimos al PP y al PSOE tirándose los platos a la cabeza en un debate poco respetuoso, especialmente por parte del portavoz del PSOE, que dijo que las víctimas estaban cargadas de rencor. Me hubiera gustado que hubieran tenido otro comportamiento", afirma Albert Rivera, partidario de esperar a que se pronuncie el Constitucional.