El juez del Supremo Pablo Llarena, que instruye la causa contra el "procés", rechazó ayer de nuevo la excarcelación de Jordi Sànchez, expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y "número dos" de la candidatura de Junts per Catalunya (JxC), en prisión desde el 16 de octubre. El instructor considera que persiste el riesgo de reiteración delictiva -porque no ha renunciado a su escaño- y que la instrucción ha aportado nuevos indicios que acreditarían su participación en los hechos que se investigan.

Sànchez ya reclamó al juez su libertad los pasados días 12 y 26 de enero, tras acatar expresamente la Constitución y rechazar la unilateralidad de la declaración de independencia del 27-O. Sin embargo, los nuevos elementos "de soporte" incorporados al sumario hacen imposible, según Llarena, que Sànchez sea excarcelado.

Así, por ejemplo, que la ANC tuvo un "reparto funcional que podría haber contemplado la movilización ciudadana para forzar al Estado a aceptar la independencia". Y también el "conocimiento de la altísima probabilidad" de que esta movilización "desembocara en actos violentos en defensa de la declaración unilateral de independencia".

El magistrado apoya su argumentación en el documento denominado "Enfocats", en el que se atribuye a Sànchez el papel de "último recurso" para "generar un conflicto democrático de amplio apoyo ciudadano". Y también en la agenda intervenida a Josep María Jové, el "número dos" del encarcelado Oriol Junqueras, donde se presenta la movilización ciudadana como "elemento estratégico para la consecución de la independencia".

Por no hablar de las intervenciones públicas de Sànchez, que llegó a afirmar en una ocasión que "hablaba en nombre del expresidente el señor Puigdemont", y "se ha proclamado garante de que se celebraría el referéndum".

En un tuit, Sànchez considera "inexplicable jurídicamente y cruel" para su familia que el magistrado del Tribunal Supremo le deniegue de nuevo la libertad.