Celia Villalobos, una de las políticas 'pata negra' del Partido Popular, lleva desde 1989 en primera línea política y a lo largo de estas tres décadas se ha distinguido por su capacidad para pisar charcos y protagonizar polémicas. La última, sus afirmaciones, sin datos mediante, de que hay mucha gente "que está más años cobrando la pensión que trabajando", un comentario que ha obtenido una fuerte respuesta en las redes sociales.

Después de entrar en el Congreso en 1989 y ser alcaldesa de Málaga una legislatura, Villalobos, que está casada con Pedro Arriola, el gurú electoral de José María Aznar, primero, y Mariano Rajoy, después, saltó a la fama entre la opinión pública española cuando le tocó lidiar, como ministra de Sanidad, con la crisis de las vacas locas. Durante aquellos difíciles tiempos de los primeros 2000, Villalobos dejó citas memorables. No era época de virales, pero hoy en día habría arrasado en las redes:

"No digo que todo el mundo coma solomillo, porque no a todo el mundo le gusta y no todo el mundo puede pagarlo". También aportó algunos consejos culinarios: "Las amas de casa no tienen que hacer un caldo con huesos de vaca, que además ya no se venden, y si los tienen en la nevera, que los tiren. Se puede hacer el caldo con huesos de cerdo". Cuando dijo eso, no había ninguna prohibición de comercializar ni consumir huesos de vaca.

En 2010, cuando era secretaría de la Mesa del Congreso, protagonizó una escena poco edificante, con insultos a su chófer Manolo por no presentarse todo lo rápido que a ella le gustaría. "No son más tontos porque no entrenan".

Ya en pleno auge de las redes sociales, en febrero de 2015, dieron la vuelta a todas las pantallas de España las imágenes de la entonces vicepresidenta de la Cámara baja jugando al 'Candy Crush' en su tableta mientras presidía la sesión y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pronunciaba un discurso.

Villalobos, conocida también por tener posiciones más liberales que el PP en temas como el matrimonio homosexual o el aborto, también presidía una sesión de la Cámara cuando calificó de "machista" a un diputado del PSOE que estaba criticando a la entonces ministra Ana Mato. El revuelo causado por el comentario, que la bancada socialista consideró fuera de lugar, le llevó a retirarlo y pedir disculpas.

En otra ocasión, cuando el PP estaba en la oposición, tachó al de aquella presidente del Congreso, José Bono, de "fascista". También se refirió como "tontitos" a personas con discapacidad contratadas por la institución parlamentaria.

Otra anécdota, en este caso con menos carga polémica, la protagonizó en los pasillos del Congreso, en el que ha pasado gran parte de su carrera política. Quizá por sentirse como en casa, se permitió darle este pormenorizad repaso a un grupo de bomberos.