El exconsejero de Justicia Carles Mundó renunció ayer a ser diputado en la nueva legislatura del Parlament y anunció que deja la política para dedicarse a la abogacía. Mundó, quinto en la lista de ERC por Barcelona, se encuentra en libertad bajo fianza tras su encarcelamiento junto a la cúpula del proceso independentista. Después de salir de prisión, el exconsejero anticipó ya su renuncia a ejercer de nuevo cargos ejecutivos, aunque adquirió un papel relevante en la campaña electoral por la ausencia del líder del partido, Oriol Junqueras, encarcelado en Estremera.

Mundó era la alternativa a Carme Forcadell para encabezar el Parlament si la hasta ahora presidenta renunciaba a continuar. La presidencia de la Cámara le corresponde a ERC en el reparto de papeles institucionales acordado en el seno del soberanismo, pero entre los responsables del partido se está generando una resistencia a asumir cometidos políticos que pudieran acabar con el procesamiento de quienes los desempeñan. Este peligro es más evidente desde que JxCat progresa en su intención de investir a Puigdemont sin que esté presente en la Cámara, lo que supondría forzar el reglamento y volver a la vía que el soberanismo siguió en septiembre para aprobar las leyes del referéndum y de transitoriedad. La situación de Forcadell y Mundó los hace especialmente vulnerables a las consecuencias legales de un rebrote del desafío independentista.

La renuncia de Mundó se conoció ayer, cuando la mayoría de los futuros miembros de la Cámara catalana ha iniciado los trámites para ser diputados. El líder de ERC, Oriol Junqueras, y el exconseller de ERC fugado a Bruselas Toni Comín figuran entre quienes ya presentaron las credenciales para ser parlamentarios en la XII legislatura. Aunque Comín todavía puede renunciar, su decisión de ser diputado sin poder acudir a la Cámara es una merma para el soberanismo.

A diferencia de Comín, Clara Ponsatí, Meritxell Serret y Lluís Puig, los otros tres exconsejeros huidos, todavía no han tramitado su ingreso en el Parlament. De hacerlo todos ellos, el independentismo quedaría con 66 diputados, dos por debajo de la mayoría absoluta pero todavía uno más que el resto de la formaciones de la Cámara juntas.

Ausencia de credenciales

Ponsatí y Puig son los dos únicos electos de JxCat que todavía no presentaron sus credenciales para ser diputados, algo que ya hicieron el propio Puigdemont, e incluso Joaquim Forn y Jordi Sànchez, los dos miembros de la lista que encuentran en prisión. Su asistencia a los plenos del Parlament, al igual que la del expresidente Junqueras dependerá de que el juez del Supremo Pablo Llarena autorice que desempeñen el cometido de diputados. De no hacerlo, el soberanismo perdería otros tres parlamentarios.