Esta Nochebuena hemos asistido al cuarto mensaje navideño del Rey Felipe VI, con la excepcionalidad de haberle visto hace poco, en octubre, en nuestras pantallas hablando sobre el conflicto en Cataluña.

Aquí está el vídeo sobre el que voy a realizar el análisis.

Cada uno en su sitio

La foto que os he puesto de cabecera es el primer fotograma en el que vemos al Rey. Es tremendamente llamativo que comience el plano desde abajo. Es decir, vemos al Rey desde abajo. Visualmente, esto tiene su importancia, dado que nos sitúa a los espectadores-ciudadanos "por debajo".

Y a esta apreciación, le uno un detalle que me ha llamado la atención respecto al discurso del año pasado. En 2016, al saludar, dijo "quiero desearos, junto a la Reina y nuestras hijas, Leonor y Sofía". Este año, el saludo cambia a "junto a la Reina, la Princesa de Asturias y la Infanta Leonor". Es decir, este año, las niñas (según su padre, claro está) nos saludan desde su título y no desde su identidad individual como personas. Esto hace que el saludo sea mucho más distante y nos ponga a cada uno "en nuestro sitio". Más aún cuando el Rey se dirige a nosotros en segunda persona del plural ("vosotros"), mientras se refiere a su mujer y sus hijas a través del título que cada una ostenta. Lingüísticamente, si no estuviéramos hablando del Rey, veríamos una incongruencia por la desigualdad en el trato.

Negatividad

Aunque éste es un análisis de comportamiento no verbal, es relevante la negatividad verbal del mensaje. Me he parado a contar los "no" que hay en el mensaje de este año: 15 en total, que representan un 1,05% del total de las palabras. No parece muy relevante, si no fuera porque este porcentaje ha aumentado respecto a años anteriores, y también respecto a octubre (0,77% en 2016, 0,23% en 2015, 0,73% en 2014 y 0,30% en octubre). El uso de fórmulas negativas (hay más fórmulas negativas, pero he contado sólo los "no", por resultar más evidentes) está lingüísticamente injustificado en varias ocasiones (por ejemplo, "la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático no son problemas menores ni secundarios", en lugar de "son temas que también importan").

Menos emoción

Después de la ira que caracterizó su mensaje de octubre, al hablar del conflicto en Cataluña, Felipe VI ha vuelto a su habitual ausencia de emoción en casi todo el discurso. No es una persona muy expresiva, y su registro facial incluye muchas más expresiones faciales de valencia negativa que de valencia positiva.

Ojo: que nadie confunda su elevación de cejas con una expresión facial de tristeza, puesto que forma parte de su línea basal. Esto significa que lo hace habitualmente, constituyendo pues un gesto facial habitual en su expresividad.

Para justificaros esto, os pongo un par de fotos, en las que podemos ver la misma expresión facial: una es durante el discurso de su coronación y la otra durante la entrega de los premios Princesa de Asturias. En ambos casos, el discurso era positivo y amable en ese momento.

Resulta llamativo el hecho de que el Rey haya permanecido durante los casi 12 minutos de discurso en la misma posición, con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda, y moviendo únicamente los antebrazos y las manos. Esto implica una voluntad deliberada de controlar su lenguaje no verbal. Lo cual es congruente con los gestos forzados que hace en algún momento. Es decir, no es natural, no actúa de forma natural y espontánea, sino que está todo forzado y controlado.

Además, desde la realización del vídeo, han forzado la ausencia de gestualidad al efectuar, en muchos momentos, primeros planos en los que sólo se veía la cara del Rey.

Debemos ahora preguntarnos ¿en qué momento entonces se ha emocionado el Rey? Emocionarse, emocionarse, en ninguno, la verdad. Pero sí hemos apreciado cierto “acompañamiento” no verbal al discurso en algún momento. Os detallo los momentos más relevantes (pongo entre comillas la verbalización asociada al gesto y codifico la expresión facial según el sistema internacional FACS del Dr. Paul Ekman):

- Min. 2’44: “no encerrada (España) en sí misma”. Hace una elevación y tensión del párpado inferior, con reducción de la apertura palpebral. Este movimiento es característico de la emoción de ira.

- Min. 3'35: "la historia de España que juntos hemos construido". Aprieta los puños. Este gesto, que realiza de forma forzada (no es espontáneo), más corresponde a la emoción de ira que a la ilustración de "juntos". Es un gesto de tinte negativo, puesto que implica una tensión y cierta agresividad. Esto es lo que pasa cuando se fuerzan los gestos, que no sale el que toca.

- Min. 4'51: "(que asegure...)la justicia". Descenso de las cejas. movimiento prototípico de la emoción de ira.

- Min. 5'04: "se hace (la convivencia) inviable". Elevación del labio superior. Característico de la emoción de asco, es decir, del rechazo.

- Min. 6'55: "nuestra economía y el empleo han mejorado sustancialmente". Elevación de la barbilla y descenso comisuras. Se da en la duda, con lo cual es incongruente con el afirmación verbalizada.

- Min. 9'39: "nos avergüencia e indigna (la lacra de la violencia de género)". Arruga la nariz, eleva el labio superior, eleva la parte externa de las cejas, desciende las cejas y desciende el labio inferior en el lado derecho. Se correlaciona con la emoción de asco, lo cual en este caso es totalmente congruente con la verbalización.

- Min. 9'52: "contra esa violencia criminal y cobarde que degrada nuestra sociedad". Arruga la nariz y desciende las cejas. Característico de la emoción de asco. Nuevamente, refieriéndose al mismo tema de la violencia de género, realiza una expresión facial congruente con el discurso.

Pues hasta aquí el análisis de los momentos más destacados del mensaje de este año. ¿Y cuál es mi conclusión? Que, tras un mensaje cargado de ira el 3 de octubre, el Rey vuelve a su tónica habitual de ausencia de expresividad, de discurso leído con más o menos acierto en la entonación, pero desde luego poco expresado a nivel facial y gestual. También concluyo que, desde la Casa Real están potenciando su figura y la de su heredera. Por último, de todos los temas que toca, el único que le toca "la fibra sensible" es el de la violencia de género, y lo de que la economía y el empleo han mejorado sustancialmente no lo tiene tan claro. Respecto a Cataluña, el conflicto le genera rechazo, y la verbalización y su gestualidad así lo manifiestan en congruencia.

Por último, no puedo más que alegrarme que haya dejado de apuntarnos con el dedo acusador que nos dirigió en octubre.